| 04 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo antes de su cara a cara en Antena 3.
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo antes de su cara a cara en Antena 3.

Cambio o miedo, Feijóo o Sánchez: la decisiva elección que nos jugamos el 23J

El socialista hace del miedo al cambio uno de sus argumentos principales. Durante la historia de nuestro país, ha quedado demostrado que los electores suelen preferir una de las dos opciones

| Fernando de Rosa Opinión

En las elecciones del próximo domingo tenemos que coger la papeleta e introducirla en la urna teniendo en la cabeza y en el corazón dos sentimientos: miedo o cambio. Pedro Sánchez ha basado toda la campaña electoral en la palabra “miedo”, ese mensaje es el que está constantemente utilizando. Al contrario, Alberto Núñez Feijóo utiliza la palabra “cambio” como oferta electoral.

Por tanto, es necesario que cada uno de los electores decida qué es lo mejor para estos próximos cuatro años y, seguramente, para lo que nos queda de la década de los años veinte del presente siglo XXI, porque como ocurrió en España durante los dos últimos siglos, la década de los años veinte tanto en los siglos XIX y XX han sido determinantes en nuestra historia.

El miedo siempre ha sido utilizado como argumento precisamente por los que tienen miedo al cambio, por los que consideran que deben prevalecer sus pequeños intereses frente a los intereses colectivos, y siempre ha ido unido a una oferta política estéril. Sembrar el miedo para evitar el cambio ha sido utilizado tanto por la izquierda como por la derecha, y siempre hemos visto que los electores han preferido el cambio cuando solo se oferta el miedo.

Felipe González habló de cambio y ganó. Aznar también utilizó el cambio para derrotar al propio Felipe González. Era la época del “dóberman” con el que el socialismo quiso meter miedo a los españoles para evitar perder las elecciones y en 1996 fueron derrotados porque los ciudadanos querían que las cosas cambiaran. Querían pasar página a una etapa convulsa. Nunca el miedo se ha impuesto al cambio, sobre todo, cuando la sociedad está hastiada de una forma de hacer política. Es entonces cuando la ilusión por el cambio supera al miedo a ese mismo cambio.

En las elecciones del 23 de julio existe una verdadera ilusión de cambiar la forma de gobernar. Sobre todo, de echar de la política la mentira como sistema de “cambio de opinión”. Sánchez se ha convertido en el personaje con mayor rechazo social en la etapa democrática constitucional y por eso, el mensaje socialista de apelar al miedo no funciona, porque el único miedo que ha anidado en el corazón de los españoles no es el miedo que quiere utilizar Sánchez, sino el miedo a que no haya cambio y eso sí que es imparable.

 

La sociedad española, después de más de cuarenta años democráticos es lo suficientemente madura para no aceptar sin más la apelación del miedo al cambio, porque se trata de una burda apelación a los demonios que han poblado nuestra historia. Los ciudadanos saben que el que utiliza esta táctica es porque no puede ofrecer nada atractivo y nada de ilusión.

Sánchez está amortizado en la conciencia popular desde el mismo momento que ha utilizado el enfrentamiento como medio de supervivencia ya que esa manera de gobernar fue rechazada por los españoles en la Transición en la que nuestros padres votaron masivamente contra los que ofrecían mantener el choque de las dos Españas. Así fueron vencidos los extremos políticos. Ahora de nuevo Sánchez ha cometido el error de ofrecer el miedo como oferta política, sin percatarse que nunca ha funcionado cuando la ilusión del cambio está recorriendo nuestras calles y campos con la fuerza de un huracán.

Ahí están los millones de votos por correo, ahí están las renuncias, incluso personales, de muchos españoles para acudir a las urnas el próximo 23 de julio. Y es que la ilusión por el cambio es contagiosa. Quedan pocos días para ir a votar y una vez más se pondrá de manifiesto que, como dice la magnifica canción de Patti Smith, “El pueblo tiene el poder”. Por ello, en España el 23 de julio quedará evidente que el pueblo tiene el poder de rechazar el miedo y escoger la ilusión del cambio.