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Sondeos internos azuzan a Rajoy a torpedear que Albert Rivera bata un récord

El entorno del presidente del Gobierno echa cuentas y hasta les salen, siempre y cuando acaben cumpliéndose una serie de condiciones. Está en sus manos evitar la penetración de Ciudadanos.

Sondeos internos azuzan a Rajoy a torpedear que Albert Rivera bata un récord

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"El mejor sondeo es el de las urnas". Así gusta responder el PP a la tendencia ascendente de C´s ante la opinión pública. Menospreciar la demoscopia es un error, pues suelen reflejar un momento cambiante de una realidad sociológica. En Génova se resisten aún a admitir cualquier extrapolación del 21-D en Cataluña al resto de España. El propio Mariano Rajoy mantiene su mismo mensaje: cada convocatoria es distinta.

Los frágiles equilibrios del independentismo, junto a los catastrofistas mensajes de Carles Puigdemont a Toni Comín, han podido disparar el ánimo de los populares. Pero necesitan afinar cada paso, conscientes de su flanco débil, es decir, la capacidad de Albert Rivera de sumar a los desencantados con el Gobierno. Para tapiar cualquier resquicio de fuga de electores tradicionales, el PP ya pregona "firmeza en el rumbo" frente a los "cambios de opinión según sople el viento" de C´s.

La cohabitación entre ambos "socios" promete adentrarse en una etapa compleja. Entre otras razones porque los naranjas roban votos a los populares y además lo hacen donde más les puede doler: por la derecha. El entorno de Rajoy echa cuentas y hasta les salen, siempre y cuando acaben cumpliéndose una serie de condiciones. Está en sus manos evitar la penetración de Rivera "en la meseta", tal y como señalan en Génova, en referencia a las dos Castillas, más allá de frenar la consolidación de resultados en Madrid o Andalucía.

La corriente alcista de C´s era moderada, aunque constante. Ahora parece imparable. Encuesta tras encuesta. Atentos, admiten las fuentes, a estudios que ya les otorgan presencia institucional por primera vez en alcaldías de España y sin siquiera tener designados candidatos, que ni suman ni restan votos. "La marca nacional, junto a la fuerza de su líder, les funciona por si sola como un tiro", apuntan con amargura. Lógico, por tanto, que la implantación de agrupaciones locales se haya convertido en la obsesión del equipo de Albert Rivera en este año preelectoral.

El muro de contención está cifrado por los populares en el 16% en intención de voto. "Si Rivera afianzase en el tiempo sus siglas en ese porcentaje (anotan los consultados) sonarán todas las sirenas acreditando el peligro”. Por descontado, saltaría la ecuación según la cual cuando el PP avanza, C´s retrocede. Un acelerón de esa envergadura impediría a Mariano Rajoy sostener que Albert Rivera sólo es "un rival más" y que "el suflé resulta cambiante", esbozando que igual que suben los naranjas bajarán en los pronósticos. La carrera está en su kilómetro cero. Pero los populares empiezan a emplearse a fondo, a "pisar tierra" ante las bases del centro-derecha, a coger el ritmo y el timón político.

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