¿Qué hace el PSOE de Pedro Sánchez del lado de los violentos de Alsasua?
El PSOE ha repudiado la presencia en Alsasua de Albert Rivera que, al frente de la plataforma España Ciudadana, acudió a la localidad navarra a homenajear a la Guardia Civil y a mostrar su apoyo a la Constitución en una tierra peligrosamente inmersa en un proceso de euskaldunización inducido por el Gobierno, en la práctica abertzale, de Uxúe Barcos.
Junto a él estuvieron numerosos dirigentes del PP -el propio Pablo Casado ya hizo algo similar en verano- y de Vox, aunque todos ellos cedieron la palabra al filósofo Fernando Savater -icono de la resistencia intelectual al nacionalismo- y a las víctimas Ortega Lara y Beatriz Sánchez Seco.
Nunca ideas tan perversas han tenido tanta influencia y tamaño en el Congreso ni influido así en un Gobierno
Alsasua fue el lugar donde dos guardias civiles y sus parejas fueron linchados por una turba abertzale, en un incidente con todos los ingredientes del terrorismo que costó 900 vidas en España, por mucho que los protagonistas, sus entornos y sus apoyos -tantos de ellos de primera fila política- se empeñaran en calificar las agresiones de "pelea de bar", como si ello lo disculpara todo.
El relato
Y es la prueba viva, también, de que acallado el terror y disuelta ETA, su base ideológica no ha desaparecido y el relato de tantos años de horror no puede entregársele ni a las bestias ni a sus cómplices, como si con tal de ganarse la paz hubiera que concederles una repugnante victoria moral consistente en permitirles que escriban la historia y la blanqueen.
Que hubiera que proteger a Savater mientras el Carnicero de Mondragón disfrutaba de todo lo dice todo de la deriva de España
Los insultos a los oradores y las coacciones a los promotores del encuentro ofrecen una estampa desoladora de cómo España sigue padeciendo la jerarquía de ideas nefastas, asentadas en sus instituciones y capaces de reformularse e inspirar actitudes y políticas que, desde otros medios, buscan los mismos fines: la complicidad de Podemos y del independentismo catalán con la kale borroka de Alsasua y con los partidos que gobiernan en Navarra o Euskadi no es casual y arroja un saldo lamentable e inquietante a partes iguales.
Porque el terrorismo tradicional ha desaparecido, sí, pero nunca la complicidad con el soberanismo retrógrado ha tenido tanta fuerza en el Congreso y en el Gobierno -la de Podemos- ni inspirado un conflicto tan intenso y recurrente como el catalán.
Un PSOE sin memoria
Que en ese contexto el PSOE se sume a quienes tildaron de "provocación" ir a Alsasua a expresar con libertad un posicionamiento democrático, es triste e indiciario de la deriva de un partido desmemoriado, en general, bajo el mandato de Pedro Sánchez. Y deudor de toda esa turba de partidos y fuerzas que consideran obsoleta la Constitución y despreciable España.
Y si grave es que en Alsasua haya que proteger a Savater de una jauría mientras un etarra, el temible carnicero de Mondragón, presencia tan tranquilo los hechos; no tiene calificativo la certeza de que algo muy parecido condiciona el Gobierno de España y orienta el país hacia un precipicio intelectual, ético, social y jurídico.