El drama oculto de la pandemia: el confinamiento prolongado eleva el suicidio
La psiquiatría es la gran olvidada de la pandemia, pero sus prestaciones son indispensables para afrontar los tremendos efectos secundarios que tiene en la salud mental.
Eso es al menos lo que nos dice la Fundación Española para la prevención del Suicidio y la Sociedad Española de Suicidología, quienes insisten en un confinamiento prolongado pueden aumentar la ideación, los intentos o las propias muertes por suicidio. En principio, como profesional de la salud mental yo comparto plenamente ese concepto.
Volver a una situación como la que ya hemos pasado puede ser demoledora para las personas mas psicovulnerables y cuya salud mental es mas precaria. El suicidio, conviene no olvidarlo, acaba con la vida de 3. 600 personas al año (casi 10 personas cada día), es decir, y solo para hacernos un a idea clara de la magnitud del problema, el doble de las muertes que se producen por accidentes de tráfico.
Un nuevo confinamiento domiciliario forzoso, aumentará sin duda los problemas de salud mental, sobre todo del espectro depresión/ansiedad, y al aumentar estos el incremento del suicidio ira paralelo. Además, el confinamiento forzoso ya hemos visto los médicos psiquiatras que ha producido un aumento de la patología psiquiátrica, de las conductas violentas intrafamiliares, mayor incertidumbre sociolaboral, incremento del paro y del desempleo y todo ello puede ha originado un incremento muy notable de las consultas psiquiátricas.
Si echamos la vista atrás, la crisis del 2008 produjo un incremento del 0,8 en la tasa de suicidios de personas menores de 65 años, correlacionando este dato con un incremento de la tasa de desempleo del 1%.
Parece que el Gobierno actual se ha centrado exclusivamente en los aspectos inmunológicos y de salud publica, entendible los momentos álgidos de la pandemia ya que lo prioritario era reducir los contagios y disminuir la letalidad. Pero ahora, es preciso prestar atención también a la salud mental, una vez mas la gran olvidada.
Para algunos expertos en suicidología como el psicólogo y presidente de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio Andoni Anseán, lo peor de la crisis no se va a producir durante la pandemia, ni tampoco en estos rebrotes que estamos teniendo, sino después, cuando la situación socioeconómica empeore notablemente, el desempleo se eleve y el horizonte sea cada vez mas negro y las posibilidades de recuperación reales sean muy escasas.
Es en estos momentos cuando hay que prestar atención a la salud mental global y evitar y prevenir su mas que seguro deterioro. Una persona deprimida es una persona enferma, una persona con ansiedad generalizada y con ataques de angustia es una persona enferma, aunque no tengamos marcadores biológicos que nos lo puedan mostrar con la claridad que si podemos ver un virus o un infarto cerebral.
No es secundario
¿Qué se ha hecho hasta ahora en este sentido? ¿Hay alguna estrategia diseñada para disminuir el daño psicológico? ¿Se ha pensado en el desastre social que puede significar un incremento del consumo del alcohol y de otras sustancias, como ya lo estamos observando? ¿Se ha hecho una previsión para formar en los temas de salud mental a los médicos de primaria?
Una vez mas la psiquiatría es la gran olvidada y una vez mas se deja de lado como algo secundario todo lo referente a la salud mental. Las consecuencias van a ser desastrosas, ¡aviso a navegantes!
Dr. José Carlos Fuertes Rocañin
Médico Psiquiatra y Académico de la academia de Ciencias de la Salud Ramón y Cajal