ESdiario

La magia del número 7

Óscar Puente y Pedro Sánchez, en los actos conmemorativos del aniversario de la Constitución.

Óscar Puente y Pedro Sánchez, en los actos conmemorativos del aniversario de la Constitución.Europa Press

Creado:

Actualizado:

El ministro Óscar Puente, en un mensaje en la red social X, ha manifestado que “los de Alberto Núñez Feijóo no van a gobernar en los próximos 7 años, por mucho que se empeñen”. Dicha frase no es muy original, pero lo llamativo es el empleo del número 7 como referencia, debido al significado que dicho número tiene en muchos ámbitos tanto el religioso, como el matemático, el político e incluso el mágico.

En la Biblia, el número 7 también se repite con frecuencia; así, Dios creó el mundo en 7 días y al séptimo descansó. También en los sueños del faraón, tras un periodo de siete años de “prosperidad”, venían 7 años de “vacas flacas”. En la música 7 son las notas musicales, e incluso 7 son los colores del arco iris. También en el ámbito mágico, el número 7 aparece cuando se está dejando una etapa de inestabilidad anunciando que un periodo más equilibrado está por comenzar.

En matemáticas, el siete es un número primo que solo se divide por sí mismo y por “el número 1”, curiosamente la denominación con la que se le conoce en “la trama” a Pedro Sánchez tras la investigación de la UCO, y ese es el factor que no ha sido tenido en cuenta por el “cabalístico” ministro, tan dado a hacer cálculos políticos basándose en sus “dotes” de adivinar el futuro, como ha puesto de manifiesto en la referida red social.

Así pues el próximo año 2025 será el séptimo del gobierno de Pedro Sánchez, tras la moción de censura de 2018 y, según la teoría política del ministro Puente, aún le quedan por recorrer otros siete años, es decir lo que queda de la presente legislatura y la siguiente, pero a sus deseos de perpetuación electoral del actual gobierno le falla precisamente que el número 1 es el único que frena al número 7; por eso será precisamente la deriva sectaria de Sánchez la que ponga fin a su propio gobierno y que al final lo hará chocar contra el muro del Tribunal Supremo, de Waterloo o del propio Parlamento.

El ministro Óscar Puente ha hecho un vaticinio jugando con el número 7 , olvidando que dicho número tiene en sí mismo las condiciones para ser el último de un periodo, no solamente porque en la Biblia se destaca el número 7 como un cambio de ciclo, tanto en lo referente a los sueños del faraón como en la descripción de la creación del mundo en el libro del Génesis, sino porque, puestos a vaticinar, al número 7 le sucede el número 8, y si contamos las letras de la palabra Justicia esta tiene 8 letras, y eso es precisamente lo que no ha tenido en cuenta el siempre “ocurrente” ministro tan dado a las frases con doble sentido y a intentar ser gracioso para animar a los socialistas en estas horas de publicaciones de conversaciones tan “obscenas” de la trama de corrupción y mordidas.

En matemáticas, el siete es un número primo que solo se divide por sí mismo y por “el número 1”, curiosamente la denominación con la que se le conoce en “la trama” a Pedro Sánchez tras la investigación de la UCO

Por tanto, de las declaraciones, afirmaciones u ocurrencias de Puente lo único que nos puede quedar claro es que su capacidad adivinatoria es muy limitada, ya que ha escogido un número con muchos significados, aristas e interpretaciones, pero todos ellos indican que es un número de fin de ciclo y que todo final puede ser complicado, pero no deja de ser el final de una época que, sin duda, la recordaremos como todo lo contrario a lo que idearon y pusieron en marcha los padres de la Constitución de 1978; es decir, una etapa en el que se construyó un muro sobre el puente de la reconciliación.

Por cierto, el apellido del presidente del gobierno también está conformado por 7 letras, lo cual viene a incidir en la idea de fin de etapa y eso es lo que muchos le pedimos al nuevo año, que se cumpla el significado “mágico” del número 7 y que sea la Justicia la que nos abra la puerta a una regeneración de la política en la que el concepto del “bien común” suceda al concepto de “fango”.

tracking