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EDITORIAL

Una vaca en la Puerta del Sol: 12 campanadas con mala uva

Si todo cabe en el humor, todo es todo. No podemos ponernos exquisitos con los chistes machistas, xenófobos o racistas y otorgar barra libre al escarnio a la fe católica, y menos desde TVE

Lalachús en las Campanadas de TVE

Lalachús en las Campanadas de TVE

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Más allá de la nota que quiera dar cada cual a la puesta en escena de las Campanadas de Nochevieja en TVE, con Broncano y Lalachús como protagonistas de un programa singular y extraño, hubo un detalle que ha levantado una amplia polémica: la humorista, si es que lo es porque para eso hay que tener gracia, sacó entre risas su "estampita del Grand Prix", una imagen del Sagrado Corazón de Jesús con cabeza bovina.

La vaca la lio en la Puerta del Sol, podríamos resumir, porque ha habido muchos creyentes ofendidos por la estampita de Lalachús. Imaginamos que su argumento será el de que ella vive del humor y que todo es susceptible de ser sometido a parodia. El problema es que su gracia con la imagen del Sagrado Corazón difiere unos minutos tan solo de su mensaje, este muy en serio, en el que expresaba su deseo de que "ojalá que para el 2025 dejemos de opinar sobre los cuerpos ajenos porque todos los cuerpos son válidos del tamaño que sean".

Tiene toda la razón, pero, claro, quizás debería haber añadido que "ojalá para el 2025 dejemos de burlarnos de las creencias religiosas de los cristianos porque son válidas". Quizás, y aquí está el problema, es que Lalachús pretende hacer humor con la fe católica al tiempo que censura que se hagan chistes con, por ejemplo, la obesidad que ella misma padece.

Si todo cabe en el humor, todo es todo. No podemos ponernos exquisitos con los chistes machistas, xenófobos o racistas y otorgar barra libre al escarnio a la fe católica, y menos desde TVE, la televisión pública que pagan todos los españoles, incluidos los católicos. Si jugamos, jugamos todos.

Es probable que eso sea lo correcto, reírnos de todo y de todos, pero lo que no puede ser es que solo sea ofensivo y censurable lo que ofende a los progres. Y lo que no puede ser es que se aproveche que los cristianos ponen la otra mejilla en vez de buscar venganza. Por eso quizás Lalachus se atreve a reírse del Sagrado Corazón y no de Mahoma.

Dice el recién nombrado presidente de RTVE, José Pablo López, que su programa de las Campanadas fue protagonizado por una "generación" que tiene "otros códigos, otras preocupaciones". Quizás habría que decirle a esa generación que uno de sus códigos debería ser el respeto a los demás, que eso no pasa de moda.

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