La obsesión enfermiza de Sánchez con Ayuso: todo contra Madrid, todo para Cataluña

Lo de Pedro Sánchez con Ayuso tiene que encajar sí o sí en algún tipo de definición psiquiátrica de obsesión. No es normal. El último episodio lo hemos visto hace nada en la Conferencia de Presidentes. El penúltimo con el derrocamiento desde La Moncloa del líder socialista en Madrid, Juan Lobato, para poner ahí a un peón del sanchismo como Óscar López, un perro de presa que muerda. 

Da la impresión de que el presidente del Gobierno no hace nada sin pensar antes en la Comunidad de Madrid y en su presidenta. Ya lo vimos en la época del Covid, cuando Sánchez se hizo el machote con Ayuso, decretando el cierre de la capital por decreto como castigo y estigmatización, para tratar de poner en evidencia una supuesta mala gestión de la pandemia por su parte. La respuesta la obtuvo Sánchez tiempo después en las urnas: mayoría absoluta en Madrid para el PP de Ayuso con el PSOE como tercera fuerza política en la región. 

La obsesión de Sánchez con Ayuso le ha llevado a atacar al hermano y al novio de Ayuso, por este orden. Sánchez ha definido al hermano de la madrileña como corrupto en muchas ocasiones, incluso desde su escaño en el Congreso, a pesar de que sobre él no pesa ninguna condena, ni siquiera una imputación. Del novio de Ayuso qué decir. El odio de Sánchez le ha llevado a utilizar todos los resortes del Estado contra él, para atacarla a ella. Y ya tenemos al fiscal general de sanchismo imputado. Y con claras sospechas de que la filtración que da lugar al caso procedía de La Moncloa. Veremos. 

Pero como decía, ha sido en la Conferencia de Presidentes donde hemos visto el enésimo ataque de Sánchez a la Comunidad de Madrid para intentar debilitar a Ayuso y, en este caso también, para desviar la atención de Cataluña. A Sánchez le parece estupendo que Cataluña tenga una financiación singular, un concierto económico que no cabe en la Constitución porque rompe la igualdad, pero le parece fatal que Ayuso baje impuestos dentro de sus competencias, es decir, dentro de la ley. Lo de Illa es lo mejor para España y lo de Ayuso es 'dumping' fiscal que hay que erradicar a toda costa. 

Contra Ayuso vale todo, hasta el machismo. Se la ha tildado de loca y de tonta, teledirigida por su asesor Miguel Ángel Rodríguez. Se le ha llamado corrupta y asesina. De todo. Y el resultado siempre ha sido el mismo: Ayuso barriendo en las urnas. Y lo volverá a hacer, porque ella encarna la política opuesta a la de Sánchez. Ella es la antítesis del tipo sin escrúpulos que ha comprado su investidura a un prófugo de la Justicia.