EDITORIAL
¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Pedro Sánchez?
Sin pretender establecer una comparación directa, según cuentan los psicólogos, un psicópata que asesina no comienza su carrera de violencia matando, sino que hasta llegar al asesinato va aumentando la violencia de sus actos

El presidente del Congreso, Pedro Sánchez, durante la XXVII Conferencia de Presidentes.
Se escuchan a menudo expresiones que se refieren a Pedro Sánchez del tipo de "es capaz de todo", "vendería a su madre si es necesario", "no tiene límites". Pueden parecer frases hechas, pero a la luz de los acontecimientos que vamos conociendo, cada vez parece más claro que son solo una descripción de la realidad.
Ya fue capaz de comprar su investidura con una ley de amnistía inconstitucional a todas luces negociada en el extranjero con un prófugo de la Justicia. Parecía imposible, pero lo hizo y además presume de ello. El ministro Félix Bolaños llegó a felicitarse a sí mismo por la aprobación de esa amnistía que hasta unos meses antes tildaba de contraria a la Constitución.
Sánchez fue capaz también de prometerle a ERC un concierto económico del Estado con Cataluña, al estilo del vasco, para comprar la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat. Y ahora, acorralado por la corrupción, ha sido también capaz de presentar una proposición de ley que pretende anular las investigaciones contra su esposa, Begoña Gómez, y su hermano, el músico David Sánchez Pérez-Castejón, entre otras tropelías.
Ante alguien así solo cabe preguntarse hasta dónde está dispuesto a llegar para conservar el poder. Y la respuesta es, literalmente, a donde haga falta. De hecho, cuando sus propios compañeros del PSOE lo echaron de la secretaría general, Sánchez intentó un pucherazo colocando una urna amañada detrás de una cortina, según se publicó entonces
Sin pretender establecer una comparación directa, según cuentan los psicólogos, un psicópata que asesina no comienza su carrera de violencia matando, sino que hasta llegar al asesinato va aumentando la violencia de sus actos cada vez un poco más, hasta llegar al límite de quitarle la vida a alguien. Una vez ahí es fácil que repita.
Al presidente del Gobierno le pasa algo parecido, ha ido aumentado la desvergüenza de sus actos de manera paulatina, pero constante: de los indultos a la amnistía para llegar a una ley que aborte las investigaciones judiciales que afectan a su familia y, en consecuencia, a él mismo. Su capacidad para imaginar el mal no parece tener límites. Sus ansias de poder, tampoco. Así que aunando ambas características da miedo imaginar de lo que realmente puede ser capaz Pedro Sánchez.