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Sánchez abusa del Congreso para salvar el ultimátum de Puigdemont con la cuestión de confianza

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Hay que reconocerle al PSOE y al Gobierno una gran habilidad para salir de los atolladeros en los que él solo se mete o le meten sus socios, depende de la ocasión. El último episodio ha sido este de la cuestión de confianza que quiere debatir Junts, Puigdemont, para intentar que el Congreso inste a Sánchez a presentarla. Este jueves la Mesa del Congreso debatía si admitía a trámite la iniciativa de Junts. Los separatistas habían advertido que, si la Mesa tumbaba su propuesta, el PSOE podía dar por rotas todas las negociaciones que mantienen abiertas sobre presupuestos y otras cuestiones que ni siquiera sabemos.

¿Y qué ha hecho la Mesa, controlada por la mayoría del PSOE y Sumar? Pues ha decidido que no decide nada, que aplaza la decisión sine die, sin fecha, ya que no hay un plazo obligatorio para decidirlo. Se trata de ganar tiempo, darle una patada hacia adelante al problema y alejarlo momentáneamente para ver si, entre tanto, consiguen convencer a Puigdemont de que retire su propuesta sobre la cuestión de confianza que, más allá de que se debata o no instar a Sánchez a presentarla, éste jamás la va a presentar. Porque la perdería, así de sencillo.

A Junts le interesa este parche porque prefieren presionar y debilitar a Sánchez aún más antes que romper del todo. Cuanto más débil esté el presidente del Gobierno más caro puede vender Puigdemont sus apoyos.

El caso es que Sánchez, con esta artimaña de la Mesa del Congreso, que será legal pero es muy discutible, gana tiempo y logra, por ahora, salvar una situación complicada. Lo malo es que ese tiempo que gana tiene pinta de que nos va a salir muy caro a los españoles si es que quiere convencer a Puigdemont para que apoye sus Presupuestos. 

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