Muy grave: España, el país desarrollado donde más retrocede la democracia gracias a Pedro Sánchez

El Banco Mundial le ha pegado un revolcón tremendo a Pedro Sánchez, le ha dejado con sus vergüenzas al aire. De entre los países desarrollados, de entre las principales potencias del mundo, España es donde más retrocede la democracia. Los últimos informes de finales de 2024 sobre los "indicadores mundiales de Gobernanza" sitúan a nuestro país a la cola de Europa. El Banco Mundial ha pasado de considerar a España un ejemplo de democracia europea a principios de los años 2000 -con poderes independientes y controles anticorrupción efectivos- a situarla en la cola de Europa.

No es nada sorprendente, la verdad, es la certificación oficial de lo que ven nuestros ojos cada día. Pedro Sánchez ha metido sus zarpas en prácticamente todas las instituciones del Estado, poniéndolas bajo su poder o al menos intentándolo. El Tribunal Constitucional, la Mesa del Congreso y los Letrados del Congreso, el consejo de RTVE, la fiscalía general del Estado, el CIS, el Consejo de Estado... todos han sido víctimas de la injerencia del Gobierno. Los jueces, el CGPJ; esta vez sin éxito, también han sido objeto de intento de asalto por parte del 'sanchismo'. Al no lograrlo han optado por atacar a los jueces que se han atrevido a investigar al Gobierno, a sus satélites como el fiscal general y a la familia del presidente del Gobierno.

Todo eso ha hecho que la calidad democrática de España se desplome en comparación con la de países de la Unión Europea, como Alemania, Francia e Italia, y también con Reino Unido, Estados Unidos y Japón. Y hay que agradecérselo a Pedro Sánchez, a su falta de escrúpulos y límites y a su afán de permanecer en el poder a toda costa. Con Sánchez, con el 'sanchismo', que es precisamente una forma de entender la democracia muy alejada de los parámetros habituales de los países de nuestro entorno, España se desangra. La calidad democrática no puede caer más bajo.

España no es una dictadura, es obvio, pero sí se puede afirmar sin lugar a dudas que la democracia está en retroceso, como dice el Banco Mundial. Y una democracia deteriorada al extremo no se distingue mucho de una dictadura por mucho que se siga llamando democracia.