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Sánchez, prejuicios, manipulación y desinformación para eludir responsabilidades en el apagón

Fiel a su sectarismo ideológico, exculpa a las energías renovables pese a que expertos señalan que la caída de la producción solar en el suroeste peninsular pudo desencadenar el colapso

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su comparecencia oficial de este lunes. 

EUROPA PRESS
28/4/2025

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su comparecencia oficial de este lunes. EUROPA PRESS 28/4/2025EUROPA PRESS

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Pedro Sánchez ha convertido el apagón masivo del lunes pasado en un ejercicio de manipulación y desinformación, esquivando cualquier atisbo de autocrítica. Lejos de asumir responsabilidades por las fragilidades del sistema eléctrico, el presidente ha optado por señalar culpables externos: los operadores privados, incluyendo de forma falaz a Red Eléctrica -controlada en un 20% por el Estado- y la hipótesis de un ciberataque que nadie corrobora. Esta narrativa, diseñada para desviar la atención, contrasta con los informes preliminares de Red Eléctrica, respaldados por el INCIBE y el CNI, que descartan injerencias externas y apuntan a una desconexión masiva de generación, posiblemente ligada a la intermitencia de las renovables.

Sánchez, fiel a su sectarismo ideológico, exculpa a las energías renovables pese a que expertos señalan que la caída de la producción solar en el suroeste peninsular pudo desencadenar el colapso. En lugar de analizar esta pista, condena a la energía nuclear, alineándose con los prejuicios de su parroquia progresista, que ve en las nucleares un anatema. Esta postura no sólo ignora la estabilidad que la nuclear aporta al sistema, sino que revela una gestión energética basada en dogmas, no en hechos.

Peor aún, Sánchez esconde la verdad y siembra sospechas infundadas sobre un ciberataque. Esta teoría, desmentida por las autoridades técnicas, le resulta conveniente para justificar ante sus bases, reacias al gasto militar, un aumento en Defensa para reforzar la ciberseguridad. Amenaza a las eléctricas con sanciones, pero guarda silencio sobre la falta de inversión en infraestructuras críticas bajo su mandato. Sin autocrítica, sin asumir responsabilidades, Sánchez manipula la crisis para reforzar su relato político.

El apagón no es sólo un fallo técnico; es el reflejo de un Gobierno que prefiere la propaganda a la gestión. Mientras los españoles sufren las consecuencias, Sánchez juega al despiste, demostrando que su prioridad no es solucionar problemas, sino perpetuarse en el poder a cualquier precio, incluida la seguridad nacional.

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