enfoques del director
El episodio que no se cuenta de Sánchez en la OTAN y que delata su cobardía
Pedro Sánchez ha vuelto a demostrar que su liderazgo es un ejercicio de malabarismo político, pero esta vez su doble juego en la cumbre de la OTAN en La Haya, el 25 de junio de 2025, roza la cobardía. Giorgia Meloni, primera ministra italiana, lo dejó claro: todos, incluido Sánchez, firmaron el compromiso de elevar el gasto en defensa al 5% del PIB sin objeciones ni discrepancias en la reunión. Sin embargo, ante la prensa, el presidente español proclamó que España no pasará del 2,1%, calificándolo de “suficiente y realista”. ¿Por qué no expresó esas reservas ante Donald Trump y los líderes de la OTAN? La respuesta es simple: le faltó valentía.
Sánchez firmó el documento que obliga a los aliados a alcanzar el 5% para 2035, pero en público juega a ser el rebelde que protege el estado del bienestar. Este doble discurso no es solo hipocresía; es una estrategia para engañar a dos bandos: a sus socios de la OTAN, a quienes promete lealtad en privado, y a la opinión pública española, a la que vende una postura progresista. El resultado es un fiasco: Trump, furioso, amenaza con aranceles dobles, tachando a España de “aprovechada” que busca “un viaje gratis”. Mientras, en casa, la derecha y la izquierda radical lo acusan de mentir, porque firmar una cosa y decir otra es quedarse en tierra de nadie.
Meloni, con una economía más endeudada que la española, no dudó en comprometerse al 5% y reírse de las excusas de Sánchez. Su claridad contrasta con la ambigüedad de un presidente que evita enfrentarse a Trump cara a cara, pero luego presume de soberanía en los titulares. Esta cobardía no solo debilita la posición de España en la OTAN, sino que erosiona la credibilidad de Sánchez. La política internacional no perdona la incoherencia, y los españoles merecen un líder que hable claro en los foros donde se decide el futuro, no un estratega de medias tintas que queda mal con todos.