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ENFOQUES DEL DIRECTOR

Sánchez se achicharra con el fuego y le espera un septiembre negro: corrupción y ¿elecciones a la vista?

Pedro Sánchez, en su visita a Ourense, junto al presidente Rueda y al ministro Marlaska.

Pedro Sánchez, en su visita a Ourense, junto al presidente Rueda y al ministro Marlaska.Carlos Castro/Europa Press

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A Pedro Sánchez no le funciona Internet en el Palacio Real de La Mareta. Parece que ha tardado una semana en enterarse de que el país que él gobierna estaba, está, siendo devorado por las llamas, pero el fuego le ha terminado alcanzando. Siete días le ha costado dejar la tumbona de la piscina para viajar hasta las zonas afectadas, una vez que ya lo habían hecho Ayuso, Mañueco, Rueda e incluso Feijóo

Su imagen, o lo que quedaba de ella, ha quedado achicharrada por esa desidia o por esa malicia, lo que ustedes prefieran. Porque detrás de su inacción, como en la dana, se observa una estrategia: dejar que los presidentes autonómicos se quemen, abandonándolos a su suerte y retrasando al máximo el envío de la UME y de los medios estatales. Por supuesto, nada de asumir el mando de la catástrofe medioambiental de dimensiones nacionales. Mejor que lo hagan los presidentes del PP, a ver si salen ellos escaldados.

Pero las llamas han terminado alcanzándole a él. La gente no es tonta o al menos no toda la gente es tan tonta como Sánchez y sus ministros creen. El presidente sale quemado del verano y a la vuelta le espera la cruda realidad: los casos de corrupción se han ido de vacaciones, pero en septiembre vuelven a operar los juzgados, las audiencias y los tribunales y la rueda de la Justicia vuelve a ponerse en marcha. Le espera de nuevo el caso de su hermano, que será juzgado en breve, y el de su esposa, que cada vez pinta peor, ya que, casi con total seguridad, tendrá juicio oral, como el fiscal general. Por no hablar del caso Koldo/Ábalos/Cerdán o caso PSOE, que sigue extendiéndose y amenaza con implosionar al partido y al Gobierno. 

Y todo eso en medio de una soledad parlamentaria que hace inviable la legislatura. Sánchez se puede atrincherar en La Moncloa y sobrevivir hasta 2027, sí, pero será una agonía lenta para él, para su partido y, lo peor de todo, para España. Lo normal sería que convocara elecciones a no mucho tardar, pero hablamos de Pedro Sánchez y con él nada es normal. 

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