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Ahora le toca dimitir a Sánchez: mil y una razones para hacerlo, empezando por su fiscal general

Su Gobierno acumula desastres que le acorralan y exigen la asunción de responsabilidades, empezando por el juicio estallado este lunes contra el fiscal general Álvaro García Ortiz

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la Comisión de Investigación sobre el 'caso Koldo', en el Senado.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la Comisión de Investigación sobre el 'caso Koldo', en el Senado.Europa Press

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El 3 de noviembre de 2025 marca un antes y un después: Carlos Mazón dimite como presidente de la Generalitat, asumiendo la responsabilidad por la dana que devastó Valencia con 220 muertos. Ahora, Pedro Sánchez debe imitarlo. Su Gobierno acumula desastres que le acorralan y exigen la asunción de responsabilidades, empezando por el juicio estallado este lunes contra el fiscal general Álvaro García Ortiz: presuntamente filtró secretos para perjudicar a Isabel Díaz Ayuso, convirtiendo la Fiscalía en peón de La Moncloa. Sánchez defendió su "inocencia" en mayo, en plena instrucción judicial, pisoteando la separación de poderes.

La tragedia de la dana demuestra la negligencia de Sánchez y su Ejecutivo. Previo al desastre, ignoraron alertas: las obras en el barranco del Poyo, esenciales para canalizar el agua, se evaporaron en presupuestos raquíticos y burocracia paralizante. El día D, Sánchez paseaba por la India, indiferente al caos valenciano, mientras su Ejecutivo optaba por pasividad letal, retrasando la primera reunión en La Moncloa hasta bien entrada la noche. Post-crisis, la torpeza se enquistó: Ejército enviado con retraso además de una negativa a declarar el estado de emergencia para no asumir la tarea ingrata; y reconstrucción aletargada, con fondos europeos dilapidados en propaganda en vez de en barrios hundidos. Valencia exige justicia, no retórica vacía.

Sánchez debe dimitir por la amnistía: soborno a Carles Puigdemont, prófugo y azote de la unidad española, para comprar su investidura. Votos tóxicos que blanquean golpistas y pavimentan referéndums, evaporando "líneas rojas" en un ejercicio de ambición ciega. Sumemos a todo eso los pactos con Bildu, proetarras legitimados en el Congreso, resucitando el espectro de ETA y ultrajando a las víctimas. ¿Legalidad? Un insulto.

Y la corrupción, cáncer terminal: su hermano David imputado por prevaricación en Badajoz; su esposa Begoña Gómez enredada en influencias y contratos turbios; el PSOE salpicado por Koldo y las mascarillas de la pandemia; confidentes como Ábalos, Bolaños y Montero ahogados en enchufes y malversación. Nepotismo que corroe lo público.

Mil y una razones, cada una un veredicto. Sánchez no lidera; parasita. Dimita ya, convoque elecciones y libere España. Mazón cedió por honor; Sánchez sigue en el cargo por instinto de supervivencia y ambición, no tiene coartada. La historia condena a los irresponsables.

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