| 04 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se saca una foto con una simpatizante en Toledo.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se saca una foto con una simpatizante en Toledo.

La distopía 'sanchista': la realidad paralela en la que vive Pedro Sánchez

Ni pactos con Bildu, ni elogios a la ley del sí es sí, ni concesiones a los independentistas, ni Tito Berni. Todo forma parte de la España inventada y distópica creada por la derecha.

| Fernando de Rosa Opinión

La distopía es un término utilizado para describir una realidad paralela. Supone una reflexión sobre dos mundos contrapuestos en la que algunas personas pueden estar intentando mezclar en beneficio propio. Normalmente la sociedad distópica es la que se crea con ánimo de influir en la sociedad real y así se ha convertido en un género literario y cinematográfico.

El 'sanchismo' ha empezado la campaña electoral con su pretensión de hacernos creer que lo ocurrido durante estos cinco años de gobierno, desde la moción de censura de 2018, no ha sido lo percibido por los ciudadanos, sino que ha sido una simple distopía. Por eso Sánchez va a recorrer las televisiones, radios y medios escritos para que los españoles entendamos cual es la realidad y no caigamos en la trampa distópica fabricada por la malvada derecha que con su chistera y puro ha deformado la realidad.

El mensaje ya está lanzado para incredulidad de muchos, empezando por el antiguo jefe de gabinete de Sánchez, Iván Redondo, el cual aún se está riendo del nuevo eslogan monclovita: “Lo que ha pasado durante estos cinco años es que Sánchez nunca ha mentido y negarlo es pura distopía, la realidad es que ha cambiado de postura”.

Solamente la realidad paralela mentirosa y distópica creada por la derecha es la que describe a Sánchez como mentiroso ya que él jamás ha insultado a Feijóo iniciando con campañas durísimas de desprestigio, tampoco es verdad que haya pactado con Bildu y afirmar lo contrario es querer llevarnos a una realidad falsa.

 

Tampoco es verdad, sino una mentira distópica, que el Presidente del Gobierno haya elogiado la política del ministerio de Igualdad de Irene Montero, porque tiene amigos varones de 45 años que se han visto ofendidos cuando se decía que los hombres eran todos unos violadores, pero que él empatiza mucho con ellos y siempre los ha defendido.

Además la derecha malvada y distópica ha difundido el bulo sobre su relación prioritaria con Bildu, ya que no es verdad que haya pactado los presupuestos generales del Estado, la expulsión de la Guardia Civil de Navarra, el acercamiento de presos etarras a cárceles del País Vasco y la gobernabilidad de Navarra con Otegi y los suyos, todo es pura fantasía y ganas de descreditarlo. Sin duda alguna el 23 de julio próximo, los ciudadanos tendremos que escoger entre dos realidades la presentada por Sánchez y sus afines que afirman que el presidente no ha mentido sino que “ha cambiado de posición”.

Pedro Sánchez en un acto del PSOE en Tarragona.

La realidad que afirma que su gobierno merece un Notable; que la culpable de la política de feminismo excluyente es Irene Montero porque actuaba de forma autónoma sin que él supiera nada; que durante toda la legislatura ha extendido un cordón sanitario a Bildu; que Tezanos es un sociólogo independiente y que España va como una “moto” por lo que la culpa del alza de los precios la tienen los dueños de los supermercados que se han aliado con Putin contra su gran gestión.

 

La otra realidad es la contraria, la que millones de españoles censuraron el 28 de mayo y que según las encuestas volverán a censurar el 23 de julio. Aquella que suspende a Sánchez por mentir desde el primer día que gobierna. Hablamos de la realidad que ha escuchado como alababa la ley del sí es sí, como rebajaba las penas de corrupción política, eliminaba la sedición del código penal e indultaba a delincuentes por que se lo exigían sus socios preferentes y que denominaba a Otegi como “hombre de paz”.

Son dos realidades diferentes y una de ellas es distópicamente falsa, y esa es la cuestión que hay que resolver de aquí al 23 de julio. Hasta entonces Sánchez se va a pasear por los medios de comunicación con su realidad, pero creo que, como en toda obra de teatro, cuando baja el telón es la hora del público el cual tiene que aplaudir o silbar. Y por lo que se está viendo los silbidos se oyen por todos los rincones de España, aunque a lo mejor Sánchez sigue creyendo que son silbidos distópicos.