| 25 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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César Román, el Rey del Cachopo, en 2011, cuando intentba eejercer de líder político del CDS de Adolfo Suárez
César Román, el Rey del Cachopo, en 2011, cuando intentba eejercer de líder político del CDS de Adolfo Suárez

El Rey del Cachopo o la imperiosa necesidad de aparentar

| Pilar Enjamio Opinión

 

 

Es un auténtico sociópata ,egocéntrico y narcisista .Personas de su entorno y relaciones del pasado confirman su carácter agresivo y violento y su instinto de dominación, aunque de cara a la galería es encantador y amable.

Nuestra autoestima se forja en función de la opinión que los demás tienen de nosotros mismos pero cuando esto es la obsesión indispensable y necesaria demuestra un exacerbado complejo y falta de confianza en si mismo.

No es una persona auténtica, aparenta ser lo que no es, un mitómano creyéndose el emperador, el rey. No puede vivir sin ese protagonismo y elimina todo obstáculo que le estorbe. El hallazgo de una maleta con un cadáver descuartizado corresponde a su anterior relación, una mujer había desaparecido y supuestamente se cree puede ser el asesino: las pruebas apuntan hacia él, como la confirmación de un taxista de haberse subido al coche con esa maleta.

Las frustraciones

El éxito por encima de las personas relegándolas a un plano inferior sin la mínima empatía por el sentir y el sufrimiento del otro. Relaciones tempestuosas. Decirse amigo de celebridades, aumentar la cadena de sus restaurantes aunque esté en la quiebra más absoluta debido a la imperiosa necesidad de aprobación de los demás y sentirse alguien importante y de este modo tapiar y minimizar complejos y frustraciones pasadas y arrastradas a presente.

 

 

El fracaso en algún área de su vida o considerado así por los demás le ha dejado huella trocándose en patología a sabiendas de que demostrar a los demás no es la prioridad, sino demostrarse a sí mismo, no pareciéndose a nadie sino siendo diferente y él mismo.

Un pseudolíder

Pufos, deudas económicas y huidas antes de reconocer un fracaso porque sentirá bajar a los infiernos cuando él debe estar en las alturas. Superioridad que denota inferioridad cuando esos esquemas mentales sólo están en su mente patológica poniendo en la cima de la pirámide de valores lo efímero, lo que no trasciende, lo meramente material, que conduce al vacío porque cuando falta eso nada queda.

Lo transitorio no da la felicidad, quedando en el camino personas importantes con las que no hay vuelta atrás. Nada ni nadie puede alejarlo de su estatus de pseudolíder. Hay que vivir la realidad, tal cual eres, con luces y sombras, con progresos y declives, con sol y luna... pero tú, sólo tu y eso es lo único te hará libre porque no sabes lo grandioso que es ser tu mismo, diferente al resto.