| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Uxue Barkos.
Uxue Barkos.

Lección al Gobierno de Navarra tras su veto ignorante a los Reyes

Ya dice el refrán que la ignorancia es atrevida. El sectarismo de Uxue Barkos y sus socios les lleva a no ver más allá. Menos mal que está la historia para ponerlos en su sitio.

| Pascual Tamburri Opinión

Yo pensaba que eran contrarios a los Reyes, pero a los Reyes Magos, al fin y al cabo tres inmigrantes cristianos y fascistas impuestos por el franquismo contra las milenarias tradiciones vascas. Sin embargo ha resultado ser verdad que al actual Gobierno de Navarra no le gustan las cabezas coronadas, probablemente ni siquiera los Reyes y Reinas de la baraja y del ajedrez. El 23 de diciembre quedó por escrito que desde 2016 se cambia por completo la ceremonia y contenido de los Premios Príncipe de Viana. Empezando porque la entrega ya no la hará la actual Princesa de Viana, Leonor, ni estarán presentes sus padres, los Reyes Felipe y Letizia. Un Felipe que ha entregado ese premio y presidido ese acto, como Príncipe de Viana que fue hasta su proclamación, desde 1993.

Tanto como llamarlo “afrenta” es quizá demasiado. Sobre todo según quien le ponga el nombre. Pero ridículo sí lo es, y no poco. Por un puñado de razones, que lamentablemente no afectan sólo a los que hoy gobiernan Navarra, sino también a los que mandaron antes, y a todos los navarros que los han elegido y a los que representan, y de algún modo a todos los españoles.

Desde 1990 existe y es concedido el Premio Príncipe de Viana de la Cultura “con la finalidad de reconocer la tarea llevada a cabo por personas, grupos o instituciones en cualquiera de los ámbitos de la cultura” de Navarra. Desde entonces se ha concedido todos los años, y desde 1993 ha sido entregado en el Monasterio de Leyre (una de las sedes simbólicas del viejo Reino de Pamplona de la Reconquista) por el entonces Príncipe de Asturias y de Viana, don Felipe de Borbón, hoy Rey de España.

Uxue Barkos, que ha formado un Gobierno con menos votos y más aliados que nunca en esta comunidad, ha hecho del caso un símbolo. Los nacionalistas vascos rechazan la presencia regia porque se trata del Jefe del Estado, símbolo de la unidad y permanencia de la Patria, etc etc… que es España. Sus aliados marxistas-leninistas y derivados, incluso los muchos que no son nacionalistas, coinciden en lo mismo porque ellos son republicanos y don Felipe representa a España como monarquía, y además en una dinastía guste o no instaurada según voluntad del pueblo… y de Francisco Franco. Fuera reyes, por una cosa y por otra.

Pero el difícil equilibrio está en que, a la vez, el nacionalismo tiene un lado navarrero-navarrista que cultiva como su mejor opción de supervivencia y victoria. Y una cosa es rechazar la presencia de los reyes de España, por ser de España, y otra renunciar a la mitificada figura del primer príncipe de Viana, el pobre Carlos de Trastámara de tan tristes destinos y tan ensalzado por casi toda la historiografía romántica (luego ya hemos ido sabiendo más del nieto de Carlos III de Évreux). Así que se cambia el premio de arriba abajo pero no se suprime: tendremos un Premio Príncipe de Viana sin Príncipe de Viana, habrá premio pero dejará de tener premio en metálico, y se entregará en Olite y no en Leyre.

 

Ahora bien, por mucho que a los aliados leninistas y batasunos de Barkos encante la idea de no celebrar un acto en un monasterio –lugar religioso, y peor aún, católico y asociado a una monarquía nacida para liberar España de la conquista musulmana- ¿les va a gustar celebrar un acto en un Palacio Real? Guste o no, Carlos de Viana era, además de mal político y original escritor, hijo, nieto, bisnieto y tataranieto de reyes y candidato él mismo a una corona en medio de una desgraciada guerra civil. ¿Tendremos a los republicanos institucionales de Navarra rindiendo honores en nombre de un representante de una monarquía, que además escribió ensalzando la historia de ésta? Desde luego será todo un logro de Barkos, y más si después consigue su presencia en un acto de homenaje en Leyre, otro día, a los reyes de la Navarra medieval. Que serían medievales, sí, y navarros, más o menos, pero eran reyes.

Desde luego, lo que tiene mal encaje en las instituciones, y en la simple educación, es mandar un email a la Zarzuela anunciando sin más que vía decreto foral el Gobierno de Navarra "ha decidido prescindir de la Casa Real". El cuatripartito tendrá los pactos que quiera tener pero no puede cambiar dos cosas: una, la realidad institucional de España, que es una monarquía –cuya heredera lleva el título en cuestión-, y otra, la historia de Navarra, de España y del Príncipe escritor en cuestión.

Don Felipe, doña Letizia y doña Leonor ya no podrán acudir a Navarra invitados por el Gobierno foral. O sea que la cosa se celebrará pero sin los descendientes y herederos del que da nombre al título, y sin los representantes máximos del Estado que Barkos encarna en Navarra, le guste o no. Por la misma razón, todos los premios concedidos antes y con presencia del Príncipe, ¿van a dejar de valer? ¿Se retirará el Premio a don José Goñi Gaztambide, a Julio Caro Baroja, a Álvaro d'Ors, a doña Concepción García Gaínza o al mismo Alfredo Landa? ¿En los actos de Olite dejarán de estar invitados también el delegado del Gobierno y las autoridades militares de la región?

Ridículo, en suma. Pero revelador del nivel humano e intelectual al que nos movemos. Al final, por mucho que hoy sepamos que Juan II era un hombre mucho más capaz que su hijo y Alfonso V mucho más brillante que su sobrino, terminaremos por apreciar las cualidades de éste si las comparamos con los representantes de la Navarra actual. Que quieren encajar en sus propias ideologías a cualquier precio, incluso el precio del ridículo que implica una Navidad sin Niño, una Cabalgata sin Reyes o un Príncipe de Viana sin Príncipe.