| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Rajoy deja grogui a Sánchez: el líder del PSOE le infravaloró

El argumento del inmovilismo del presidente ha saltado por los aires. Y ante una crisis concreta, la equidistancia del PSOE en el asunto de Cataluña se ha tornado en muy mala consejera.

| Juan de Dios Colmenero Opinión

El desconcierto y la preocupación en el PSOE es total respecto a las repercusiones electorales de la situación en Cataluña.

Son conscientes de que el presidente del Gobierno ha reaccionado rápido y con contundencia. Ha informado a todas las fuerzas políticas, se ha reunido con sus líderes, ha respondido con la ley en la mano, ha hecho las advertencia necesarias y ha planteado en tiempo y forma el recurso correspondiente.

Además, las decisiones del Tribunal Constitucional sobre este asunto están siendo todas por unanimidad. Pero la proximidad electoral todo lo distorsiona. Entre el llamado "comité de sabios" de Pedro Sánchez hay quienes consideran que no conviene dejar de exponer los fallos de Rajoy y del PP en la gestión de Cataluña. Hay que seguir criticando al PP, aunque "nos tachen de equidistantes", es la opinión de muchos dirigentes socialistas.

Pero lo cierto es que todo esto ha pillado a Ferraz con el pie cambiado. En menos de una semana el argumento del inmovilismo contra el presidente del Gobierno saltaba por los aires. Y ante una crisis concreta, la consabida equidistancia del PSOE en el asunto de Cataluña se ha tornado en muy mala consejera.

De hecho, los barones ya han puesto el grito en el cielo. En otro nuevo desmarque de Susana Díaz, la presidenta de la Junta de Andalucía no tardó ni una hora tras el anuncio de la resolución independentista en decir que Rajoy "no está solo en la defensa de la unidad de España y el orden constitucional".

Por no hablar de barones socialistas como el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, quien decía que era partidario de que la política tiene que actuar antes que los jueces. Y en este escenario "no se puede contestar a las bombas con petardos. A las bombas hay que contestarlas con bombas". Metáfora que de ser pronunciada por alguien del Gobierno hubiera supuesto un escándalo político.

Pedro Sánchez ha venido comparando la irresposabilidad de Artur Mas con la de Mariano Rajoy. Pero alguien le ha hecho ver al secretrio general del PSOE que en órdagos tan evidentes, ante un reto concreto, ante amenzas y crisis que atacan nuestra convicencia, la opinión pública no compra que el culpable es el presidente del Gobierno, sino que más bien castiga al que no le apoya.

No es momento de reproches

Ya habrá tiempos de reproches, tanto de unos como de otros. Porque de la misma manera que el PSOE habla de error histórico en la interposición de un recurso por parte del PP contra el Estatut, el PP recuerda que todo empezó cuando José Luis Rodríguez Zapatero se comprometió aprobar todo lo que saliera del Parlament. O los pasos hacia el soberanismo que dio el gobierno del PSC-ERC. Inicio de todo el proceso, según ha venido recordando el líder de C´s, Albert Rivera.

Pero eso pertenece al pasado. Ahora, ante una amenzaza concreta, el ciudadano sabe diferenciar entre quien incumple y se salta la ley y quien intenta frenarlo. Cualquier desenlace hasta el 20D beneficia al Gobierno. Es por eso por lo que el PSOE no tiene más remedio que adoptar y asumir la postura que ha asumido.

Otra cosa es que esta situación beneficia, se mire por donde se mire, al Gobierno y al PP. Tras la suspensión del Tribunal Constitucional y el correspondiente apercibimiento a numerosos altos cargos, incluidos Artur Mas y la presidenta del Parlament, sólo caben dos posibilidades.

O no se produce ningún acto derivado de esa declaración hasta después del 20 de diciembre, en cuyo caso las advertencias y el apercibimiento del Tribunal Constitucional habrán surtido efecto. O insisten en desobedecer. En tal caso la contundencia del Gobierno sería aún mayor con el apoyo de una opinión pública que demanda una respuesta concreta.
En ambos casos el resultado, electoralmente, es satisfactorio para Rajoy. En el primer caso el Estado de Derecho habría triunfado. Y en el segundo la acción del Gobierno derivaría en fortaleza del Estado de Derecho. Esta es la verdadera razón del nerviosismo electoral del PSOE.