| 05 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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La presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol.
La presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol.

Cerrojazo al Congreso: ¿hacia dónde nos llevas, Francina?

Como es ya costumbre, el Gobierno de Sánchez utiliza a su antojo las instituciones y la presidenta del Congreso está cumpliendo a la perfección con su papel.

| Fernando de Rosa Opinión

El diputado socialista y ministro de Justicia del gobierno de Felipe González,  Enrique Múgica Herzog, afirmó que “la democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos”. Así puso de manifiesto que condenar al silencio a la democracia es un claro signo de autoritarismo. Evidentemente, la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, ha condenado a los 137 diputados del Partido Popular al silencio, impidiendo la conformación de las comisiones parlamentarias, la convocatoria de plenos y anulando el derecho de la oposición a controlar al gobierno.

Francina nos está llevando al fondo del pozo democrático, ahí donde está el fango, para evitar "la claridad" y poner de manifiesto los "medios para resolver los problemas", como sin duda, le hubiera dicho a la cara su compañero Enrique Mújica.

Así pues, ha puesto un cerrojo al Congreso ya que solo se ha podido celebrar el pleno de constitución, el de la utilización de lenguas como pago de su sillón y el de investidura de Feijóo, por mandato constitucional, consiguiendo que la cámara baja funcione como “fija discontinua”, a voluntad de Sánchez, verdadero autor del “cerrojazo democrático” que estamos sufriendo. Han pasado tres meses desde las elecciones democráticas del 23 de julio, y la presidenta se siente cómoda en el silencio para servir con su mejor empeño a su señor.

La servil presidenta fijó la sesión de investidura del presidente del Partido Popular cuando lo consideró oportuno tras recibir las indicaciones desde Moncloa, tardando escasas 24 horas desde que se reunió con Feijóo en tomar la decisión. Con su silencio facilitó la campaña socialista que acusaba al candidato popular de hacer perder el tiempo a los españoles que necesitaban con urgencia un gobierno para resolver los graves problemas que “acechaban a nuestra democracia”.

 

Ahora ya no existen prisas para la investidura de Sánchez. Ahora ya no hay “perdida de tiempo”. Las voces de los palmeros mediáticos que estaban alarmados porque no había gobierno han girado rápidamente y no se preocupan por la parálisis de nuestra democracia que Francina está propiciando. Tampoco los voceros socialistas se rasgan las vestiduras de la opacidad “negra muy negra” que se ha extendido por  el Congreso.

En democracia, nunca el Congreso de los Diputados puede estar atado de pies y manos porque es la sede de la voluntad popular, y la responsabilidad es de quien ostenta la presidencia. Un gobierno puede estar en funciones, pero la democracia exige control de ese gobierno. Francina ha impedido que los 350 diputados electos por votación popular escuchemos las explicaciones del ministro Marlaska sobre la crisis de los emigrantes en Canarias. También ha impedido que el ministro Albares nos explique cual es la postura del gobierno, de todo el gobierno, en la terrible guerra tras el ataque terrorista a Israel.

Armengol y su tendencia autoritaria, perfecto para Sánchez

La presidenta ha evitado debates importantes y con eso ha impedido que los ciudadanos tengan explicaciones democráticas de lo que propone el gobierno y propone la oposición. Ha impedido que haya información veraz de lo que está ocurriendo, permitiendo que se produzcan intoxicaciones que desvirtúan la verdad. Nunca una presidenta ha tenido un comportamiento tan autoritario en momentos de inquietud social, donde debería extremarse la transparencia. Sin embargo Francina ha sido nombrada para la opacidad, para la división y enfangar el congreso.

Los ciudadanos de Baleares ya conocían su tendencia autoritaria y derrotaron sus formas utilizando el voto democrático, mandándola a la oposición. En esas apareció el dedo divino de Sánchez y sus aliados radicales decidieron que sus malas formas podrían resultar útiles en el nuevo régimen “plurinacional” que están cocinando de forma oscura y para eso necesitaban apagar el Congreso.

La pregunta que muchos queremos hacerle a la presidenta, y ella no quiere escuchar es : ¿Hacia dónde nos llevas Francina? Seguramente, el primero que ya se lo ha planteado es el letrado mayor de la cámara , y la respuesta no la sabemos pero la intuimos tras filtrarse la noticia que va a abandonar su puesto, seguramente preocupado, muy preocupado por lo visto, oído e intuido.