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Del dentista al quirófano y los errores diagnósticos por desconocimiento de una patología oculta

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Un reputado neurocirujano pediátrico, José Hinojosa, jefe de Servicio de Neurocirugía del hospital San Joan de Déu de Barcelona, logró extraer una diminuta aguja del cerebro de una niña, Sara, de tan solo 4 años. El equipo multidisciplinar de 22 especialistas que rodeaban al Dr. Hinojosa en el quirófano rompió a aplaudir y, según dijeron, fue una manera de liberar toda la tensión acumulada. No es para menos.

La finísima aguja había acabado alojada bajo el lóbulo temporal derecho, área cerebral que podía comprometer la vida de Sara. Un viaje iniciado en la consulta del dentista para curarle una carie bastante profunda que requirió sedar la zona. Cuando la dentista retiró la jeringuilla de la anestesia se dio cuenta que no llevaba la aguja. Había quedado clavada en la parte inferior de la mandíbula derecha y al intentar extraerla, cada vez se hundía más y más…En fin, del sillón dentista a la mesa del quirófano. Afortunadamente a la niña no le ha quedado ninguna secuela y ya hace vida normal.

¡Ojo con esto! Ahora existe una arriesgada terapia denominada “terapia de luz roja” que consiste en exponer los ojos de los niños a una potente fuente de luz en dos sesiones diarias, una práctica que detiene temporalmente el avance de la miopía infantil en China. Dos sesiones de tres minutos, una por la mañana y otra por la tarde, cientos de niños chinos se sientan delante de un visor binocular exponiendo sus ojos a un haz de laser rojo de baja intensidad y así evita la progresión de la miopía. Un gesto tan cotidiano como ir a lavarse los dientes. Las elevadas cifras de miopía entre su población infantil han puesto en alerta a los oftalmólogos y han diseñado esta estrategia con la que China lucha a la desesperada para frenar la miopía infantil, que en las zonas urbanas supera el 50% y se debe esencialmente a la falta de exposición a luz natural de los más pequeños. En la comunidad internacional de oftalmólogos genera desconfianza ya que la técnica tiene posibles riesgos para la salud ocular y se han dado casos de daños en la retina.

Siguiendo con la población infantil, pero en esta ocasión en nuestro país, parece ser que el 10% de las urgencias pediátricas actuales del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa de Sevilla, corresponden a casos del virus “de la bofetada”.

Los niños entre tres y diez años están siendo los más afectados por el repunte. El servicio de Urgencias del centro hospitalario así lo atestigua.

La enfermedad de la bofetada” es una afección producida por el parvovirus B19 que se manifiesta con una erupción muy característica en las mejillas que hace que se parezca a una bofetada. La erupción típica comienza en las mejillas y es de color rojo brillante y la lesión cutánea se suele extender después por el resto del cuerpo, siendo muy característico que afecte a nalgas y extremidades con lesiones rojizas reticulares que asemejan un encaje. Según el pediatra del Infanta Luisa, Dr. Andrés Alberto Osuna, no suele aparecer en las palmas y las plantas, sin embargo, en ciertas ocasiones pueden llegar a picar. Lo habitual es que dichas erupciones desaparezcan en una semana, pero cabe la posibilidad de que puedan llegar a reactivarse durante un periodo más largo debido a determinados factores como la luz, el sol o el calor.

Otros expertos, en este caso en columna vertebral, apuntan a la Inteligencia Artificial (IA) y al enfoque multidisciplinar como futuras claves para prevenir problemas en la cirugía de columna, reduciendo las intervenciones quirúrgicas innecesarias y mejorando la satisfacción del paciente.

Un estudio publicado recientemente demostró que el 30 por ciento de los pacientes con dolor lumbar fueron derivados erróneamente a cirujanos por falta de optimización del tratamiento médico, una inadecuada prescripción de pruebas complementarias o la falta de reorientación a otro especialista. Esto genera insatisfacción en los pacientes, redundancia en los servicios y un aumento en la carga de pacientes no operados en la práctica clínica de los cirujanos, ha señalado el presidente de la Sociedad Española de Columna (GEER) y director del Instituto Avanzado de Columna el doctor Luis Álvarez Galovich.

Algo similar ha pasado con la enfermedad de Südeck o síndrome del dolor regional complejo, conocida también como distrofia simpática refleja (DSR), que afecta a las manos, antebrazos, pies y piernas. Es una patología osteomuscular crónica muy dolorosa que produce rigidez de las articulaciones, con escasa movilidad, sensación de quemazón acompañado de una hipersensibilidad cutánea, fuerte inflamación (debido a la acumulación anormal de líquido en los tejidos), enrojecimiento, sudoración, etc., etc., etc.

Uno de los mejores expertos en microcirugía de mano y muñeca del mundo, el doctor Francisco Piñal, ha cuestionado la propia existencia como patología específica. Fruto de su trabajo de investigación durante más de 10 años, el Dr. Piñal considera que tras los diagnósticos de distrofia simpática refleja se encuentran errores de diagnosis y falta de conocimiento de una patología oculta. Según declaraciones de este conocido cirujano, ha atendido a numerosísimos pacientes etiquetados como enfermos de distrofia simpática refleja o enfermedad de Südeck y ha sido capaz de hallar y tratar su verdadera patología. Las fracturas intervenidas de forma inadecuada en el área de la muñeca están en el origen de muchos de estos diagnósticos. Estaban enmascarando casos de artritis reumatoide, fracturas de metacarpiano, maluniones tras fracturas de radio o prótesis colocadas de forma deficiente; sin olvidar el porcentaje de estos casos que pueden ser abordados como neuroes-tenalgias (dolor continuo en el nervio), y cuadros de compresión dinámica del nervio mediano. La prestigiosa Sociedad Americana de la Mano ha valorado los avances en la curación de la enfermedad de Südeck del Dr. Francisco Piñal.

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