INGREDIENTE ESENCIAL Y POLÉMICO
¿Es buena la sal? Verdades y mitos sobre este ingrediente milenario
Presente en todas las cocinas y en la mayoría de los alimentos, la sal es también protagonista de numerosos mitos sobre la salud. ¿Cuánta sal debemos tomar? ¿Qué tipo es mejor? ¿Se puede prescindir de ella sin riesgos? Basándonos en la evidencia científica, aclaramos dudas y analizamos su impacto real en el organismo.

Sal y pimienta: dos clásicos del sabor (y del debate)
La sal ha sido moneda de cambio, origen de rutas comerciales y símbolo de hospitalidad. Hoy, vuelve al centro del debate gracias al VII Encuentro de los Mares, celebrado este año en Tenerife.
Durante tres días, se han explorado los diferentes prismas de la sal: su impacto en nuestra salud, su papel en la revolución energética verde, su repercusión en el cambio climático, su papel en la historia o su uso gastronómico con fermentaciones, salazones, curaciones…
Expertos del mundo gastronómico, científico, extractivo y divulgativo han reflexionado sobre su papel como nexo entre océanos, cocina y salud, reafirmando su compromiso de protección de los océanos, cuyo objetivo final es recuperar la biodiversidad marina antes del año 2050.
¿Qué sabemos realmente sobre la sal? ¿Es tan perjudicial como se dice? ¿Todas las sales son iguales? Respondemos a las dudas más frecuentes sobre este mineral omnipresente en la historia de la humanidad.

Aderezos de Ángel León (Aponiente***), en su ponencia sobre cocina marina.
¿La sal es buena o mala para la salud?
Más allá del uso gastronómico, Encuentro de los Mares también ha querido ahondar sobre cómo afecta la sal en nuestra salud. Lo ha hecho con la ayuda de la farmacéutica y profesora titular del Departamento de Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la Universidad Complutense de Madrid Arancha Aparicio, quien ha advertido que una elevada ingesta de sal “es factor de riesgo no solo para la conocida hipertensión sino también para muchas otras enfermedades, como el cáncer de estómago o el deterioro cognitivo”.

La sal no está sola: otros condimentos que también influyen en el sabor y la salud
¿Cuál es la cantidad máxima recomendada al día?
Aparicio nos explica que no debemos añadir a nuestras comidas esa cantidad recomendada por la OMS, pues muchos alimentos ya contienen suficiente sal como para alcanzar ese límite. Y advierte que la media en el mundo es de 10,8 gramos de sal al día, lo que supone más del doble de la cantidad diaria aconsejada.

Salinas de Tenefé (Gran Canaria), cuna de la sal marina más premiada de Canarias
¿Qué tipos de sal existen y cuál es mejor?
Lo que sí se recomienda es la utilización de sal yodada. Desde un punto de vista de salud pública, en muchos países se promueve el uso de sal yodada para prevenir deficiencias de yodo, un mineral fundamental para el funcionamiento del tiroides. Esta medida ha reducido significativamente los casos de bocio y otros trastornos por falta de yodo. Así que, si huyes de la sal o usas variedades gourmet no yodadas, conviene incluir otras fuentes de yodo en la dieta, como pescados, mariscos, lácteos o algas.

Sabores del mar: los chefs Jorge Peñate y Luis Martín, junto a Marcos Ymia, muestran cómo la salinidad oceánica modifica el gusto según la profundidad,
¿Qué alimentos tienen más sal oculta?
Algunos de los alimentos que llevan más cantidad de esta sal añadida en su proceso de elaboración industrial son los embutidos y fiambres, los panes y productos de bollería industrial, los quesos curados, las salsas, caldos y cubitos concentrados, los aperitivos (patatas fritas, frutos secos salados, encurtidos) y, por supuesto, la comida rápida y precocinada.
Leer las etiquetas nutricionales es clave: si un alimento tiene más de 1,5 g de sal por cada 100 g, se considera alto en sal.

La actividad física intensa puede provocar pérdida de sal y otros electrolitos.
¿Es cierto que sudar elimina la sal del cuerpo?
Sin embargo, en la mayoría de las personas y situaciones cotidianas, la pérdida de sodio por sudor es baja y no justifica incrementar la cantidad de sal que ingerimos. De hecho, algunas prácticas habituales —como tomar bebidas isotónicas sin realizar ejercicio intenso o añadir más sal tras una caminata suave— pueden favorecer un aporte salino innecesariamente alto.
La recomendación es individualizar: las personas con requerimientos especiales, como deportistas de élite o quienes trabajan en ambientes calurosos, deben vigilar su hidratación y nivel de electrolitos, pero el resto de la población debería centrarse más en evitar el exceso.

Cocina de Rosa Macías y Paco Martín (Bar FM, Granada), en su ponencia sobre sal, producto y tradición.
¿Qué pasa si tomo muy poca sal?
El director científico del congreso, el catedrático de Ciencias Marinas en la Universidad Rey Abdullah de Ciencia y Tecnología Kaust (Arabia Saudita) Carlos Duarte, ha explicado los “múltiples beneficios de la sal en la salud humana, con efectos positivos sobre la salud respiratoria, la digestión o el control del colesterol, o cómo el baño en aguas saladas o hipersalinas es bueno para pieles atópicas”.
La sal es imprescindible para el mantenimiento de la salud, aunque en su justa medida, pues es una amenaza silenciosa si se sobrepasa la dosis adecuada de forma continuada.

Gil Fernandes (Fortaleza do Guincho*) apuesta por las algas como alternativa natural a la sal.
¿Cómo reducir el consumo sin perder sabor?
Aparicio propone reducir su consumo con trucos como “sustituir la sal por especias, cítricos, vinagres o fermentados, comprar sales bajas en sodio, priorizar los alimentos frescos, utilizar técnicas culinarias que potencien el sabor de los alimentos y, sobre todo, aprender a leer bien el etiquetado nutricional de los alimentos procesados”. También subraya la importancia de incluir en la dieta el umami natural, conocido como el “quinto sabor”, distinto del salado, dulce, ácido o amargo, que redondea el sabor y estimula la salivación. Se encuentra en alimentos como los tomates maduros, champiñones, algas, espárragos, algunas carnes y pescados, productos fermentados como la salsa de soja y el miso, los huevos, el ajo, etc.
Por su parte, el portugués Gil Fernandes, a cargo del restaurante Fortaleza do Guincho (Cascais), galardonado con una estrella Michelin, ha ofrecido en el Encuentro de los Mares, una clase magistral del uso de las algas en gastronomía, un producto que, a su parecer, “tiene mucho que ofrecer, por eso hay que explorar y usar la creatividad para construir nuevas recetas con algas”. Este cocinero portugués, para quien la cocina tradicional de sus abuelos es la base, aboga por usar algas de temporada y potenciar su uso como sustitutivo de la sal, “las algas son una forma de utilizar sal sin usarla; las algas tienen su sal propia”.
Aquí van algunas recomendaciones:
• Potencia las hierbas frescas (romero, albahaca, cilantro) y las especias (cúrcuma, curry, comino).
• Utiliza limón, vinagre, ajo o jengibre para realzar el sabor.
• Añade la sal al final de la cocción: así se percibe mejor y se necesita menos.
• Evita procesados y cocina más en casa.
• Acostumbra el paladar poco a poco: la sensibilidad al sabor salado mejora en cuestión de días.
• Cuidado con la salsa de soja, caldos preparados y otros condimentos aparentemente inocentes: muchos contienen altos niveles de sodio. Opta por versiones bajas en sal o úsalos con moderación.

Inauguración del VII Encuentro de los Mares, con Benjamín Lana y Dimple Melwani, impulsores del diálogo entre ciencia, cocina y sostenibilidad.
¿Por qué es clave debatir sobre la sal en foros como el Encuentro de los Mares?
Este congreso promovido por el Cabildo de Tenerife, a través de las áreas de Turismo y Sector Primario, y organizado por Vocento Gastronomía-, ha sido posible gracias a proveedores, patrocinadores y colaboradores como Villa Cortés, Aquanaria -Pioneros en el cultivo de lubinas para la alta gastronomía-, Makro -que busca la excelencia en los productos que ofrece a su público y la difusión a todo el público de una alimentación saludable -, el Ayuntamiento de Arona, Vinos de Tenerife, cervezas Victoria y Le Nouveau Chef – dedicada desde hace casi 40 años a engalanar con sus chaquetas a los grandes chef.
La sal es esencial para la vida, pero el abuso prolongado de este ingrediente se ha convertido en uno de los grandes retos de salud pública del siglo XXI. Como se ha debatido en el VII Encuentro de los Mares, la clave no está en demonizar este ingrediente, sino en comprenderlo, usarlo con criterio y fomentar una alimentación más consciente, sabrosa y sostenible.
Desde la gastronomía, la nutrición y la ciencia, se abre camino una visión más matizada y responsable del uso de la sal: una que reconoce su valor cultural y culinario, pero también su impacto sobre el cuerpo y el planeta.
Volver a una cocina más natural, basada en alimentos frescos, productos del mar y técnicas que respeten el sabor original, puede ayudarnos a reducir el consumo de sal sin renunciar al sabor ni al placer. Quizá no se trate de eliminar la sal, sino de aprender a usarla como lo que es: un condimento que, bien dosificado, puede enriquecer tanto el sabor de la comida como el cuidado de nuestra salud.