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Dormir dos veces cada noche era lo normal hasta hace poco

Dormir nunca fue una maratón de ocho horas seguidas: durante siglos, los humanos descansaban en dos actos, y esa costumbre desapareció con la llegada de la luz artificial. Lo que hoy muchos llaman insomnio podría ser, en realidad, un recuerdo biológico de aquel hábito perdido.

Dormir ha cambiado mucho durante los años

Dormir ha cambiado mucho durante los añosMaskot Bildbyrå

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Durante miles de años, dormir en dos turnos era lo normal. En pleno siglo XXI, las luces, las pantallas y la vida acelerada borraron ese patrón, y el cuerpo humano todavía parece estar intentando adaptarse.

Dos sueños para una sola noche

Antes de la era eléctrica, las personas dormían unas horas tras el anochecer, se despertaban hacia la medianoche y luego volvían a dormir hasta el amanecer. A ese descanso dividido se le conocía como “primer” y “segundo sueño”. El lapso intermedio no se vivía como un problema: era un tiempo para rezar, leer o compartir momentos íntimos.

Los registros históricos muestran que esa pausa nocturna era tan común que incluso aparece en textos clásicos de Homero y Virgilio. La noche tenía su propio ritmo, y el silencio no era señal de insomnio.

La luz que rompió el descanso

Todo cambió con la iluminación artificial. Las lámparas de gas primero, y la electricidad después, extendieron las jornadas hasta la madrugada. El cuerpo humano, acostumbrado a la oscuridad, comenzó a producir melatonina más tarde y a despertar menos durante la noche.

El cambio fue tan profundo que transformó no solo el descanso, sino la estructura social: las fábricas impusieron horarios rígidos, y dormir de un tirón se convirtió en la nueva norma.

El cambio fue tan profundo que transformó no solo el descanso, sino la estructura social: las fábricas impusieron horarios rígidos, y dormir de un tirón se convirtió en la nueva norma.

El reloj biológico, fuera de sincronía

Los científicos explican que la exposición a la luz nocturna sigue afectando nuestros ritmos circadianos. En invierno o en entornos sin luz natural, el cerebro puede perder la noción del tiempo, lo que explica la sensación de noches eternas o despertares a las 3 de la mañana.

Curiosamente, en lugares sin electricidad (como comunidades rurales o zonas polares) aún se observan patrones de sueño divididos, muy parecidos a los de nuestros antepasados.

Lo que revela el insomnio moderno

Los expertos en sueño creen que despertarse a mitad de la noche no siempre es un fallo, sino un eco de cómo fuimos programados durante siglos. La terapia del sueño actual incluso recomienda levantarse un rato, leer con luz tenue y volver a la cama cuando el cuerpo lo pida.

Quizá el verdadero problema no sea no dormir seguido, sino haber olvidado cómo descansar como antes.

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