| 01 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
Daniel Sancho, en uno de sus videos de cocina en YouTube
Daniel Sancho, en uno de sus videos de cocina en YouTube
Exclusiva

Tailandia veta seis meses una videconferencia judicial de Daniel Sancho

Demora su comparecencia en un juicio por lesiones en Madrid durante un plazo suficiente para que la justicia del país asiático haya tenido tiempo para condenarlo

| Francisco Mercado Tribunales

 

La justicia tailandesa acaba de comunicar a la española que precisa seis meses para organizar la videoconferencia del juicio que tenía Daniel Sancho en Madrid el próximo martes 7 de noviembre. Estaba convocado por un delito de lesiones perpetrado en 2019 del que ya se ha declarado culpable.

El juicio ha quedado anulado. Y resulta incierto cuándo se puede reintentar porque la justicia tailandesa dice que tal plazo contaría a partir de que nuevamente se lo soliciten.

Una videconferencia sólo precisa un ordenador. La justicia de Tailandia posee tal tecnología. Fiscales tailandeses del caso de Daniel Sancho la han usado para entrevistas con medios españoles. Por tanto, sólo cabe conjeturar oscuras motivaciones.

Y, casualmente, seis meses es un plazo que coincide con el tiempo que precisa el sumario tailandés para acabar de estar cocinado con un resultado que puede diferir en un solo punto: prisión perpetua o ejecución, dada la premeditación que asocian hasta hoy los investigadores al crimen.

 

Lo llamativo es que esta videoconferencia de Daniel Sancho no está asociada, de entrada, a una eventual extradición del joven para cumplir la pena en España. Sólo se reclama algo universal: su testimonio en un juicio. Ni siquiera presencial, porque así lo quiso la Fiscalía española. Pero esa ventana jurídica de Daniel Sancho inquieta en Bangkok por razones ocultas.

Lo prueban los circunloquios de la fiscalía de Tailandia. “Le escribo para informarle de que vuelva a programar el procedimiento judicial y nos vuelva a enviar la citación judicial con antelación (preferiblemente con 4-6 meses de antelación). Y, por favor, infórmenos sobre el estado de este caso (la fase de la investigación o la fase judicial). Es importante porque necesitamos el consentimiento de D. Daniel para la fase judicial. Estoy preparada para comunicarme y coordinarme con usted en este asunto. Por favor, no dude en ponerse en contacto conmigo”.

 

El consentimiento de Daniel Sancho tardaría un minuto. Y venía precedido de un sí documental. Si la justicia española pide la comparecencia testifical del acusado, con pleno acuerdo de su letrado Luis Gerez, será que Daniel Sancho está conforme.

Las excusas tailandesas no terminan ahí. “Recibí su solicitud ayer y revisé los documentos que usted nos envió. Acabamos de recibir su solicitud de notificación del documento legal y de interrogatorio de Daniel programado para el 7 de noviembre de 2023, a las 14 h en Tailandia por videoconferencia desde la cárcel provincial de la isla de Samui. Lamentamos comunicarle que no podemos adaptar sus solicitudes en la fecha del 7 de noviembre dado que es urgente y necesitamos tiempo para notificar el documento a través de la Real Policía tailandesa y también coordinarnos con la cárcel de Samui. Puede que tenga que aplazarla para otra fecha”.

Traducción defectuosa

Esto fue notificado a fines de esta semana. Previamente, en octubre, ya hubo dilaciones porque España envió una traducción defectuosa. Pero nada de esto explica que, cuando supuestamente la fiscal ya tiene la traducción coherente, dado que no se queja de ello, fije un plazo tan largo para tal videoconferencia.

Esto discurre en paralelo a una investigación tailandesa donde se han consumado no pocas irregularidades. Un policía investigado por corrupción sostiene que Daniel Sancho asesinó de una puñalada a Edwin Arrieta cuando su reconstrucción lo desmiente y no tiene apoyatura forense alguna para tal invención. Y se presentan como armas del crimen armas simplemente compradas. Es toda la base de la premeditación.

Si compró cuchillos es que quería matar. Es el leit motiv judicial tailandés. Pero no los mata con ellos, según la reconstrucción. Por tanto, su fina premeditación sería que ideó matarlo a puñetazos y luego descuartizarlo con los cuchillos comprados. Y pruebas como el kayak están al alcance de cualquier bañista, como para rastrear un ADN… Sancho puede ser culpable. Pero en España obtendría mil nulidades.

9 de noviembre de 2019

Entre tanto, gracias a Tailandia, la justicia española queda paralizada frente al delito cometido por Sancho:  "El 9 de noviembre J.C. y su novia esperan turno para coger un taxi. En el momento en que llega uno a la parada, Daniel Sancho se lanza a cogerlo con una mujer. Le recriminan quienes esperan porque no ha respetado el turno. Daniel Sancho reacciona dándole dos puñetazos en la cara a J.C., provocando su caída al suelo. Queda inconsciente".

"La agresión daña a J.C.: contusión facial, herida contusa de 1,5 centímetros en lóbulo de pabellón auricular derecho. Rotura parcial de diente incisivo, siendo necesarias periódicas asistencias facultativas con tratamiento quirúrgico, consistente en sutura de la herida de pabellón auricular. Y un perjuicio estético por la rotura parcial del incisivo".