Seguridad y limpieza, prioridad de los nuevos alcaldes frente a poses populistas

Cuando en 2015 llegaron los denominados ayuntamientos del cambio de la izquierda populista, sus primeros pasos fueron una colección de gestos de cara a la galería: desde Joan Ribó llegando en bici el primer día, abriendo el balcón del Ayuntamiento o colocando pancartas. Ocho años después, todos esos alcaldes del cambio son historia y los nuevos primeros ediles optan por otras prioridades en sus primeros días, normalmente cosas del día a día de los ciudadanos como la seguridad y limpieza.

Así, la primera visita que realiza la nueva alcaldesa de Valencia, María José Catalá, es a la Policía Local donde ordena mayor presencia policial en las calles y se compromete a dotar de 200 agentes a la plantilla. La misma semana, Catalá anuncia un plan de choque para mejorar la limpieza, doblando los baldeos de las calles, entre otras cosas.

Catalá quiere una Valencia limpia: duplica el baldeo y el barrido de las calles

La nueva alcaldesa de Xirivella, Paqui Bartual, también remarca la seguridad y la limpieza como uno de sus objetivos, comprometiéndose a “incrementar lo que sea necesario” para que Xirivella esté limpia e implantar la policía de proximidad. La alcaldesa añade además como primer objetivo mejorar el transporte público y aumentar las frecuencias.

En Carlet, la nueva alcaldesa del PP, Laura Sáez, se ha tomado la seguridad ciudadana como la primera tarea tras la toma de posesión. Para ello, ha acelerado y ampliado la instalación de cámaras en las calles para aumentar la seguridad. Su primera reunión fue con la Guardia Civil y la Policía Local.

La nueva alcaldesa de Castellón, Begoña Carrasco, también expresó tras ganar las elecciones que su prioridad es un plan de choque para mejorar la limpieza, la iluminación y la seguridad en las calles de la ciudad. 

Como vemos, todas medidas del día a día de los vecinos, quizá también porque eso precisamente han votado en las urnas, alguien que ponga más empeño en las cosas de cada día frente a las grandes medidas ideológicas que planteaba la izquierda. “Cuidar lo pequeño y ambicionar lo grande”, como indicaba en su toma de posesión María José Catalá.

Los nuevos alcaldes también han tomado medidas para desmontar el entramado ideológico de la izquierda, como aprobar la denominación bilingüe de Valencia y de Castellón, o suprimir los bautizos civiles que instauró Ribó antes de elecciones. Sin embargo, las medidas principales no van encaminadas a la foto fácil o el gesto populista para diferenciarse como sucedía hace ocho años, sino a la gestión de lo cotidiano.