| 29 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Los exalcaldes de Zaragoza Juan Alberto Belloch y Jorge Azcón, en la presentación de las memorias del primero.
Los exalcaldes de Zaragoza Juan Alberto Belloch y Jorge Azcón, en la presentación de las memorias del primero.

Un juez independiente

Ayer le pedí matrimonio al amor de mi vida para que nos pillé casados la guerra, si es que Putin decide liarla con la inestabilidad rusa. Me dijo que no. Directamente. Con dos coj...

| Manuel Avilés Edición Valencia

Estamos metidos de lleno en la ola de calor. Los pobres andamos con el abanico y la palangana, que es el remedio clásico contra la flama veraniega de la que tanto saben en mi Andalucía profunda. En medio de este “flamazo invivible”, encima, nos quieren joder la existencia dándonos la murga intragable con ese individuo, un criminal de guerra, que manda a sus sicarios a matar y a morir a cualquier sitio en el que les paguen.  Ni sé cómo se llama  - Privoski o algo así, uno que de cocinero de Putin ha pasado a ser criminal número uno- ni me importa. Dicen que ha cobrado un Billón de euros de Rusia para montar su ejercito de mercenarios y machacar a Ucrania. Visto el porvenir que tienen las pensiones   - todo el mundo afirma que en tres años nos bajarán un treinta por ciento y los abuelos no se mueven- visto ese porvenir, estoy por alistarme. Soy tirador antiaéreo, me dieron un mes de permiso, en la mili,  por tirar muy bien con los cañones 40/70 y allí me quedé medio sordo, cosa que el amor de mi vida me recuerda a diario para que vaya a ponerme el pinganillo. Antes de ponérmelo me alisto como si fuera el criminal nato de Lombroso y le saco rentabilidad al gatillo como hace el Privoski este y me hago un patrimonio para la vejez, que la tengo a la vuelta de la esquina por no decir que estoy inmerso en ella. 

Vuelvo de Zaragoza a Alicante  - ahora les explico el motivo-  y me entero de toda la movida. El jefe de los sicarios  - con el viejo método, dicen, de sacar delincuentes de las cárceles para hacerlos soldados- le ha montado un número a Putin de tres pares de cojones. Dice que quiere que cesen a dos ministros rusos, relacionados con asuntos de defensa y de guerra, que no le caen bien. Lukachenko, un lebrel de Putin, presidente de Bielorrusia o así, pero en realidad un ordenanza del antiguo  miembro del KGB, ha conseguido convencerlo para que dej el golpe de estado para otro momento y todo occidente está con el canguelo puesto. Resulta que Putin es una potencia nuclear y todo el mundo está acongojado con el asunto porque si hay inestabilidad en Rusia todos debemos echarnos a temblar con las funestas consecuencias que eso conlleva. Esto es lo que decía el que inventó aquello de “el efecto mariposa”: si un amariposa mueve las alas en China, el efecto de ese aleteo se nota en la otra punta del mundo. Lo mismo pasa con Putin, que se cabrea e invade Ucrania y nos enteramos en Maracena desde el minuto cero. Se entera hasta esa que dicen que secuestraron en el pueblo más cateto de Graná,  un secuestro tan cutre como los menús del jefe de sicarios que era cocinero antes que Jefazo de los Wagner. No se me cabreen los maraceneros que si me pongo les cuento historias de Luis el cebolla, del Pescaero cojones, del Tabernilla y de todos los que iban a mis clases cuando – con Franco vivo, no ahora que todos eran luchadores contra el dictador y allí no había ninguno- les daba clases de marxismo y les explicaba los conceptos fundamentales del materialismo histórico de Marta Harnecker 

Ayer le pedí matrimonio al amor de mi vida para que nos pillé casados la guerra, si es que Putin decide liarla con la inestabilidad rusa. Me dijo que no. Directamente y sin rodeos. Con dos cojones. 

Intenté la ida y vuelta a Zaragoza con esos trenes rápidos que anuncian tan baratos. No se hagan ilusiones. Es mentira. Nadie te lleva de Alicante a Zaragoza por treinta pavos. Ida y vuelta ciento cuarenta y los demás son promesas falsas de político. Prefería irme con mi coche, ruinoso como yo mismo, aunque tenga que ir con los cristales bajados y el abanico funcionando todo el viaje. Así me entero de las notciais de Putin en la radio y también me dan la brasa con que es el día de la LGTBI. Todo mi respeto para que cada uno se bese, se enrolle, se acueste o se case  con quien desee. Todo mi rechazo para cualquiera que maltrate, ofenda o haga objeto de vejaciones a una persona por su opción sexual, pero eso es una cosa y otra que me lleven dando la plasta toda la vida, que yo tampoco voy por ahí fardando de que a mi  me gusta el amor de mi vida y que la tengo fuera de mi alcance por mi edad y mi situación socioeconómica y física en general  ¿Qué pollas es esto? Que dirían en mi pueblo y sobre esa expresión voy a tener que hacer un día un tratado. 

Ya he dicho que he estado en Zaragoza. Soy un pelmazo. Lo reconozco. He ido a la presentación de las Memorias de Juan Alberto Belloch. “Una vida a larga distancia. Memorias de un juez y político independiente”. 

He venido impactado.  El salón de la Diputación estaba “petao”.  Alcaldes, concejales…políticos para dar y vender. Asombroso en un país en el que a la presentación de un libro suelen ir doce o catorce tirando por arriba. No les voy a reventar el libro. Tienen que comprarlo y leerlo porque es pura historia de este país y de hechos  que han determinado nuestro futuro en esa etapa que hemos dado en llamar  “la Transición”. 

Bueno, pues con todo esto no es raro que me cabree cuando unas iletradas, llaman a ese Código el de la manada y se sacan de la manga una reforma que dura dos días. 

Una mujer que habló al principio me llamó la atención haciendo mención a un episodio de estas memorias. Juan Alberto Belloch fue Presidente de la Audiencia de Vizcaya antes de ser Ministro de Justicia. En esa época – lean el libro, repito mi recomendación- hubo allí un juicio famosísimo: Juan Alberto Belloch, valoró entonces, que unas mujeres en precaria situación económica y sin acceso a los anticonceptivos, abortaran. Las absolvió. El movimiento feminista, que entonces era más trabajoso y más valiente y menos teatrero que ahora, se solidarizó con aquellas mujeres pobres, trabajadoras y que no podían mantener a más hijos en el  mundo. Belloch las absolvió. 

Juan Alberto Belloch y Manuel Avilés

Belloch fue también uno de los primeros, si no el primero, que habló de violación dentro del matrimonio y no de coacciones cuando la relación sexual es forzada. Belloch puso a su equipo a trabajar  - se jactó en la presentación de sus Memorias de que su mayor  mérito había sido siempre buscar a los mejores equipos- y dio a luz el llamado Código Penal de Belloch o de la Democracia que, entre otras cosas, impuso que las medidas de seguridad solo se cumplirían con sentencia firme y no como hasta entonces con simples autos de archivo por enajenación mental del procesado. Bueno, pues con todo esto no es raro que me cabree cuando unas iletradas, llaman a ese Código el de la manada y se sacan de la manga una reforma que dura dos días. 

Lean el libro y no lo recomiendo porque en él, Juan Alberto  - como su mujer Mari Cruz Soriano en la presentación- me pongan a mí por las nubes con el asunto etarra. Reconozco que me cuidó y a él le debo, en gran parte, que no me dieran matarile aquellos salvadores de la patria vasca. Las memorias hablan de los jueces, de los fiscales, de su vida  difícil en el País Vasco en aquellos años  en los que había tiros y lapas a diario; habla de Roldán, por supuesto  habla de cómo evolucionó una España  que algunos ahora se creen que es una cosa menor y es algo que siempre, siempre hay que preservar. No voy a reventarlo porque es preferible que cada uno lo rumie en silencio y sin mediadores.  No llevo comisión de ningún tipo cómprenlo, aprendan con él y disfruten.