| 29 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Ximo Puig, en su despedida de les Corts
Ximo Puig, en su despedida de les Corts

Tanta gloria lleves como descansados nos dejas

Susana y Ximo se reencontrarán en el Senado, recordando su época de virreinatos y sus tristes capitulaciones frente a un PP que siempre ha mostrado solidez en el liderazgo postfranquista

| Pedro Nuño de la Rosa Edición Valencia

Por fin se va, o mejor dicho “lo van desde Madrid”, nuestro ex Molt Honorable Ximo Puig. Éste antiguo compañero de profesión periodística cambio de trinchera y lo ha sido “con de todo” en política: alcalde de su pueblo la hermosa Morella, diputado en los parlamentos provincial, autonómico y nacional, ocupado varias portavocías del PSOE-PSPV, y llegando a lo más alto que puede aspirar un valenciano en su tierra: President de la Generalitat.

Jardinero Mayor de los pactos del Botànic supo podar los cardos borriqueros de Compromís con una correosa y persistente Mónica Oltra (hasta que la desgració un exmarido sobón), y una banda podemita donde todos eran jefes, pero ninguno mandaba en la tropa target Romanones.

Si bien su mayor hazaña (de Puig) es haberse coronado en el País Valencià imponiendo su testa peinada a hachazos, frente al Madrid de Pedro Sánchez, quien nunca le perdonó militar en el bando adversario de Susana Díaz aquel 2017 cuando los socialistas del norte y centro hispanos volvieron a derrotar al Al-Ándalus (Andalucía y Comunidad Valenciana). Susana y Ximo se reencontrarán en el Senado, panteón de ilustres amortizados, recordando su época de virreinatos, pero también sus tristes capitulaciones frente a un PP que siempre ha mostrado solidez en el liderazgo postfranquista, frente a las “peligrosas compañías” que socavan los cimientos y centralidad de la tradicional socialdemocracia europea, siempre distante como alternancia de las derechas, y no menos reticente al placaje de neocomunismos, y la escisión de nacionalismos decimonónicos expertos en chantajes al Gobierno central.

Susana y Ximo se reencontrarán en el Senado, panteón de ilustres amortizados, recordando su época de virreinatos, pero también sus tristes capitulaciones frente a un PP que siempre ha mostrado solidez en el liderazgo postfranquista

Si echamos la vista atrás, no hemos tenido demasiada suerte con los presidentes de la Comunidad Valenciana, personajes más sumisos a Madrid, que peleones reivindicativos de lo propio: Alberto Fabra, un buen hombre al que le faltó inteligencia política (Churchill); Francisco Camps hipnotizado su ego por cuatro pícaros asaltacorrales; José Luis Olivas, atrapado en los turbios negocios inmobiliarios de Bancaja que lo llevaron a la trena; Eduardo Zaplana, probablemente el más inteligente de todos, pero cuyas ambiciones políticas le trasladaron a las económicas, y de ahí también a la cárcel; y por fin Joan Lerma, que como el moco de pavo ni huele ni mancha, acabo dejando, con su inconcreción "dolce far niente", que un País Valenciano históricamente de centro izquierda, se convirtiera en centro derecha, y encima a manos de un astuto cartagenero; por supuesto el tibio Lerma también se refugió en la senda de los elefantes que va a morir al Senado.

Ximo Puig ha anunciado, que, no ejecutado, su marcha de la política activa donde hay que batirse el cobre día a día, y leerse a Maquiavelo cada mañana. Ante los empresarios alicantinos y en abril pasado presumió de recomponer los regadíos e inundaciones en la Vega Baja; de lo bien que aquí habíamos llevado la pandemia Covid; y de estar tomando medidas que aplaquen (Tajo-Segura, nada dijo del trasvase Júcar-Vinalopó) futuras sequías atribuidas, ¿cómo no? al cambio climático; además de extenderse, con locuacidad de periodista profesional, en promesas bla-bla-bla con inversiones tanto del gobierno central como extranjeras, de las que personalmente no he visto ninguna, no sé si ustedes, gracias a las cuales nos situaríamos en la Autonomía de referencia del Estado español. Incluso prometió – hasta meter el voto en la urna – que Alicante, provincia “desatendida hasta entonces”, recuperaría estatus pasados colocándose de nuevo en el mapa socioeconómico gracias a situarse como una de las claves en el Corredor Mediterráneo.

Los diezmos y primicias que te quedan como expresidente, querido Ximo, más un buen sueldo como senador, te permitirán un comodísimo retiro en el que escribir tus memorias, y esos proyectos non natos que han subsistido en la utopía de un pendrive. Así pues, sólo te deseamos tanta gloria tengas en Wikipedia como paz nos deja en el Gobierno valenciano, que por fin no se verá envuelto en imposiciones lingüísticas en las comarcas históricamente castellanoparlantes; insumisiones de la acracia marxista todavía instalada en mayo del 68; y permanente enfrentamiento de presidencias donde siempre llevaba las de ganar Pedro Sánchez con su habitual humillación a “lo valenciano” del que eras portaestandarte.

Ahora parece que, al menos y para empezar, vamos a tener el mejor puerto del Mediterráneo en Valencia, aunque los alicantinos se preguntan ¿y de lo mío qué?, pero eso ya es tema de otro artículo.