| 17 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Del traidor Sinón al agente Cantó: en Les Corts no hay quien viva

La dinámica del insulto resulta peligrosamente contagiosa, como la de la arrogancia cuando se observa desde la tarima del poder, que tantos gobiernos ha guillotinado

| H.G. Edición Valencia

El legendario y letal caballo de madera no hubiera entrado nunca en Troya sin la sagacidad o las malas artes de Sinón, primo de Odiseo, más conocido para la posteridad como Ulises. Aquel fue quien convenció a los troyanos, cuando estos creían que los invasores aqueos habían renunciado por fin a la conquista, para que introdujeran la supuesta ofrenda que resultaría su perdición.

Después, una vez transpasadas las murallas, con los festejos obnubilando a la ciudadanía de Troya y la oscuridad de la noche ocultando la trama, Sinón abrió la compuerta del vientre del caballo para que salieran los guerreros escondidos y, acto seguido, enarboló una antorcha, que era la señal para que las naves aqueas zarparan de su escondite en la isla de Ténedos y se dedicaran al pillaje de la histórica Troya. Así acabó la historia de la hasta entonces boyante ciudad.

La devastación causada por el traidor (posiblemente después de Judas el felón que más ha transcendido en los últimos milenios) resulta similar, si la trasladamos a la esfera política, a la generada por Toni Cantó en Ciudadanos, y en especial en las filas del partido en la Comunidad Valenciana.

Se ganó la confianza de Albert Rivera, como Sinón la del venerado rey Príamo, hasta el punto de que obligó a Vicente Ten a renunciar al primer puesto de la lista al Congreso por Valencia. Después Rivera lo puso al frente de la candidatura a la Generalitat donde, desde la tribuna de oradores, ha repetido, enfervorizado como el que más, las consignas y lemas de su partido.

Y así ha seguido bajo la presidencia de Inés Arrimadas, por mucho que se desmarque ahora. Con ella dirigiendo el partido, Cantó se empeñó en que lo consagraran en el puesto de coordinador, que, en la práctica, significa la máxima responsabilidad autonómica.  Una vez controlado todo, da el portazo y se marcha.

No se queda solamente en eso, sino que abre la trampilla del ´caballo´ para que salgan los Argüeso, Hervías, Castillo, Amorós (concejal en Carcaixent) y los que van surgiendo. Luego, levanta su antorcha para que venga el enemigo a asolar el páramo en que está empezando a convertirse el partido. Siguiendo con el símil, el invasor sería el PP, con sus continuos mensajes animando a la afiliación de Cs a incorporarse a sus huestes una vez abierta la puerta por Cantó.

Si el PP, o el PSOE, hubiera querido meter un caballo de Troya o un Sinón en Ciudadanos, no hubiera podido superar en eficacia a Cantó. De no ser por las conocidas veleidades y cambios de criterio del ex síndic, no resultaría descabellado sospechar que su penúltimo papel en la política nacional ha sido el de ejercer de agente durmiente de un enemigo infiltrado en Cs y que ha sido activado en el momento decisivo para provocar una enorme y estruendosa detonación.

O que incluso actúe de agente doble, ahora en el PP, y que sea una especie de bomba lapa colocada en este partido. Ha demostrado con creces su capacidad para desactivar formaciones políticas en UPyD y Ciudadanos. Empieza enamorando y acaba decepcionando a quienes confiaron en él.

El Aquí no hay quien viva de Les Corts

Eso sí, en su descarga habría que decir que no se pierde mucho marchándose del parlamento valenciano, Les Corts, a tenor de la última representación que ha tenido lugar esta semana. Con la pandemia todavía asolando, las restricciones agobiando a toda la ciudadanía y la depresión social a flor de piel, la práctica totalidad de las intervenciones de los diferentes portavoces estuvieron repletas de pullitas hacia los partidos de sus rivales, de insultos copiados de tebeos y dibujos animados y de reproches infantiles con el pueril "y tú más".

 

Sin argumentación de peso e incurriendo torpemente en la crítica vulgar, maniquea, tópica, mientras se aprueban leyes de calado que tendrán un peso determinante en la vida de la ciudadanía de la Comunidad Valenciana. Como la de la función pública valenciana, que obligará a demostrar un nivel lingüístico en valenciano (que no en castellano, a pesar de ser ambas lenguas cooficiales) para desempeñar un empleo público.

La dinámica del insulto resulta peligrosamente contagiosa, como la de la arrogancia cuando se observa desde la tarima del poder. Esa prepotencia constituye una guillotina continua de gobiernos de todos los colores. Se creen inalcanzables en su burbuja de mando, hasta que unas elecciones o una moción de censura la pinchan y los arroja a la oposición. Entonces se quedan anonadados, patidifusos, sin comprender qué han hecho para merecer tal final.

Si leyeran las meditaciones del filosófico emperador romano Marco Aurelio (todo un legado de sabiduría existencial), quizás les haría reflexionar algunas de sus lecciones de vida, como aquella en la que aconseja que "en lugar de enfrascarse en discusiones que nada aportan a la sociedad, rememora sin cesar a los que se indignaron en exceso por algún motivo, a los que alcanzaron la plenitud de la fama, de las desgracias, de los odios o de los azares de toda índole. Seguidamente, haz un alto en el camino y pregúntate: «¿Dónde está ahora todo aquello?». Humo, ceniza, leyenda o ni siquiera leyenda".