| 28 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
De izquierda a derecha: Jordi Casassas, José Montilla, Quim Torra, Pere Aragonès, Carles Puigdemont, Jordi Pujol y Manel Gasch en el homenaje en Francia a Pau Casals.
De izquierda a derecha: Jordi Casassas, José Montilla, Quim Torra, Pere Aragonès, Carles Puigdemont, Jordi Pujol y Manel Gasch en el homenaje en Francia a Pau Casals.

¿Tengo que ir a la cárcel? Me la suda

Imagínate, por ejemplo, al abuelito Pujol, omnipotente otrora, diciéndote que hables con Sánchez y le aprietes las tuercas porque él, también es un perseguido político.

| Manuel Avilés Edición Valencia

Ahora, además, ir a la cárcel yo creo que es algo mucho más que problemático. A poco que tenga un poco de agarre   - siete diputados, por ejemplo- te hacen una amnistía a medida y si te han molestado con un proceso, unas medidas cautelares, unas fianzas a lo que sea, te dan quince mil millones y te ponen un piso en Bélgica o donde más te guste. Encima te piden perdón y te declaran hombre del año. Además, en tu pisito de varios cientos de metros, recibes a gente que te hace la pelota cada día y te pide que les eches un cable “con lo suyo”, con lo cual también pasas a ser un benefactor de tu colectividad. Tú imagínate, por ejemplo, al abuelito Pujol pidiéndote por favor – acordémonos cuando decía que si el hablaba se hundiría el Estado, como Roldán avisó del diluvio universal si él tiraba de la manta, imagina-, repito, al abuelito Pujol, omnipotente otrora, que incluso hizo a Aznar hablar catalán en la intimidad, diciéndote que hables con Sánchez y le aprietes las tuercas porque él, también es un perseguido político.

Todos somos perseguidos y todo es política. Hoy tienes un amigo o un amor, que te dicen que mueren por ti, que te quieren con locura y que la vida sin tu presencia carece de sentido y mañana te pegan una puñalada trapera por la espalda y, mientras palmas, mientras te chorrea la sangre como a los toros de lidia, estas preguntándote sin respuesta: ¿Qué he hecho yo para merecer esto?

Puigdemont, que es quien realmente tiene el poder y lo disfruta, pide el oro y el moro a cambio de sus siete votos. Puigdemont quiere destacar y dejar pequeño a Junqueras y los suyos. Sánchez da mucho pero Puigdemont quiere más.

Todo es política, todo afán de poder  - ya lo decía Nietzsche, que lo de todo es sexo de Freud es una gilipollez porque si tienes el poder, el sexo te lo tienes que quitar  de en medio a hostias de tantas solicitudes como te llegan-. Política es igual a afán de poder disfrazado de ideales que interesarían a todos. Poder es  igual a ejercicio desmesurado del ego que disfruta con los aplausos, las tarimas, las hileras de coches de escolta, las turbas entregadas y, si montan pollos y protestan, les llamas antipatriotas o fachas y les envías a los antidisturbios que están obligados a obedecer.

 

Digo esto porque, hoy domingo por la tarde  - a punto de operar al amor de mi vida en la clínica veterinaria. Si sale mal la operación ya he dicho a mis colegas del Coro del Colegio de Abogados que me incluyan en la lista de difuntos por los que celebraran una misa el próximo día no sé cual es. Hoy domingo, veo con estupor que la investidura de Sánchez no va a tener lugar el martes. Puigdemont, que es quien realmente tiene el poder y lo disfruta, pide el oro y el moro a cambio de sus siete votos. Puigdemont quiere destacar y dejar pequeño a Junqueras y los suyos. Sánchez da mucho pero Puigdemont quiere más.

Devoro los periódicos cuando en realidad lo único que me interesa es saber si el cielo existe o es una milonga de curas, pastores, ayatollás y Jomeinis varios, para tenernos con el pescuezo pisado  y metidos en vereda.  Como soy imbécil, en lugar de confesarme y comulgar por si acaso, de encomendarme al Padre Claret y a San Vicente Ferrer por lo que pueda pasar, pues devoro periódicos a ver cuales son los entresijos del Sanchismo.

Sánchez manda a Waterloo a un jefazo socialista que, dicho con perdón, le parece al Pitute, uno que en mi pueblo vendía gaseosas en un carro tirado por una mula, como ahora se ve, sesenta años más tarde en Gaza, que es un sitio en el que los israelíes pueden bombardear lo que quieran sin que nadie los sanciones como a los rusos en Ucrania. Viva el principio de Igualdad que es el que imponen los americanos en el mundo y Sánchez en España.

El intermediario socialista dice que la investidura está muy cerca pero no precisa, cuantos días es muy cerca. Puigdemont quiere amnistía total para todo el que él diga. Los que dieron el golpe, los que lo urdieron, los que cortaron carreteras con neumáticos ardiendo  - eso no es nada, ¡cojones! Que sois unos tiquismiquis que os asustáis por cualquier cosa. Un tío, con pinta de guerrillero de la época del Che,  que he visto en una foto con un cetme como el que yo llevaba pegado a mi cuerpo los dieciséis meses de mili. – todos los del lio de aquel octubre del 17. Todos los del “sunami democratic” amnistiados y de propina me das quince mil millones – aunque haya que subir la retención a los jubilados- y le das también la amnistía a unos que estuvieron negociando con Putin, un tal José Luis Alay, que afirmaba “necesitar oxígeno con Moscú”, como si aquí fuéramos todos con las gomas esas y la botella que arrastran los fumadores  - el oxigeno, supuestamente, era para la secesión, algo que tampoco es delito desde Sánchez. Todos: malversadores, prevaricadores, reveladores de secretos… todos tienen que ser amnistiados porque todo ha sido un montaje del estado contra estos prohombres catalanes. Y ojo que los vascos están atentos para ver qué pillan. Ahí estamos.

¿Para que les decíamos a los etarras que la autodeterminación no se podía llevar a cabo por parcelas y que era un derecho del pueblo español en su conjunto?

Y digo yo que conozco las cárceles algo porque me he tirado cuarenta años en ellas y sé que voy a volver en cualquier momento. Si ajusto unas cuantas cuentas que tengo pendientes con gente que por ahora no nombraré  ¿me amnistiarán como a Puigdemont? ¿Tendré que comerme a pulso  - esa es la expresión de los presos que indican que cumplen la condena entera- lo que me caiga? ¿Tendrán en cuenta los tribunales que soy un hombre solo  - aunque el principio de igualdad tan cacareado vaya también por mí- y no tengo detrás empujando a ningún Puigdemont, ni Ortúzar, ni Arzallus ni Pujol, ni perro que me ladre?  ¿De qué sirvió que yo estuviera dos meses – con el Cetme  en prevengan, como es tío de la foto que digo, que no sé si era del CDR, vigilando un polvorín en Sardón de Duero, pasando frío, sin ducharme, con más mierda que el palo de un gallinero para que se votara esa Constitución que tanto pregonan y tan poco cumplen? ¿Para que les decíamos a los etarras que la autodeterminación no se podía llevar a cabo por parcelas y que era un derecho del pueblo español en su conjunto? ¿No ha quedado claro que estos señores catalanes  - los vascos van después- han dicho que la amnistía es un paso y que luego va el referéndum y la autodeterminación?

Yo soy imbécil. Lo reconozco. Tendrían que darme, además de la pensión por los cuarenta años cotizados, una por gilipollas, de invalidez o de lo que sea porque por muchos periódicos que leo que hablan tanto de la Constitución y de lo importante que es y de lo que significa para nuestra convivencia,  no consigo entender si alguien la está cumpliendo o todo el mundo se la salta y aquí no ha pasado nada.

Si por afirmar esto hay que ir al trullo, me la suda. No pienso huir. El Estado del bienestar que tanto predican tampoco existe: no hay Trigon  - un corticoide-; el jarabe para la tos hay que pagarlo   - en la cárcel es gratis-; la viagra también hay que pagarla – en la cárcel si el médico te la receta también es gratis y hay vis a vis cada quince días, cosa impensable en la vida libre-. Además y para mayor INRI, me ahorro el asilo, donde ya me han avisado que, con mi pensión, no tengo plaza porque no da para pagar lo que cuesta. Si alguien tiene dudas le doy el teléfono de la madre superiora de los ancianos desamparados.