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Feminismo valenciano prehistórico: diosas, trabajadoras y en topless

| Vicente Javier Más Edición Valencia

La imagen de la mujer ha permanecido ciertamente oscurecida durante largos períodos de la historia. Pero para desgracia de marxistas y feministas radicales, la historia no es lineal y cualquier tiempo pasado no fue peor. Al menos en la Comunidad Valenciana.

La sociedad prehistórica en la zona levantina era mucho más “civilizada” de lo que podamos pensar. Grupos de individuos organizados en el trabajo, con códigos de justicia, con joyas, con tocados, con moda en el vestir. Y todo ello lo sabemos gracias a esas fotografías que han llegado del pasado a través de las pinturas rupestres. Nuestra Comunidad es de las más importantes en las representaciones de escenas de vida cotidiana, de vida social. Unas escenas que, entre otras cosas, ponen de manifiesto el importante papel de la mujer, su peso y su feminidad.

Entre Valencia, Castellón y Alicante existen alrededor de 257 abrigos o cuevas con pinturas rupestres de estilo levantino. Casi nada. El territorio más importante en este tipo de arte prehistórico en España y uno de los más destacados a nivel mundial. De entre todas estas “fotografías”, llama la atención la presencia femenina, algo muy poco común en otras zonas como norte de España o Francia. Pues bien, el perfil que describen las valencianas de hace casi 10.000 años es de lo más feminista. Siempre con los pechos al aire, como en el Abrigo de la Pareja (Dos Aguas) o en el abrigo del Ciervo (Dos Aguas) y con una especie de falda acampanada, hasta las rodillas. El pelo recogido con una diadema o con un tocado. Solo en un caso aparece vestida de cuerpo entero, en Dos Aguas. Con diversas formas de vestimenta, incluso en alguna ocasión ciñe al brazo un cesto.

Eso por lo que respecta a la moda de las valencianas prehistóricas. Pero, ¿a qué se dedicaban? Pues a trabajar. Y no precisamente en la casa. Su función era, de forma mayoritaria, la de recolectoras. Es el caso de la cueva de las Arañas, en Bicorp (Valencia), donde una mujer se dedica a la recolección de miel. O la que representa una escena agrícola, recogiendo plantas, en la cueva del Ciervo (Dos Aguas). Se vinculan también a animales, con rol ganadero, incluso a la tauromaquia (esto daría para otro artículo). En todas estas pinturas, la moda femenina se mantenía, para desgracia de las empresas de confección.

Por último, una de las expresiones más comunes en torno a la mujer valenciana prehistórica es su papel de divinidades. La figura de la Diosa femenina anula a cualquier representación masculina en este sentido. La religiosidad de hace 10.000 años en la Comunidad Valenciana era feminista. Así se exhibe en las cuevas de Cavalls (Valltorta — Castellón) y del Civil (Tirig — Castellón), donde una figura femenina preside un ritual o danza guerrera. En ocasiones, estos rituales tenían sentido fálico, pero eso es más común en otras zonas limítrofes, como Albacete.

Un último punto que resulta interesante es el sentido de la justicia que se tenía en la sociedad valenciana, en contraposición a otros espacios “menos civilizados” de la península. Destaca, en este sentido, la representación de fusilamientos, con arcos y flechas, no con disparos, naturalmente. Son escenas que podemos ver en la cueva Remigia, en Ares del Maestrat (Castellón).

En definitiva, una sociedad estructurada, con códigos de conducta muy similares al actual, donde el papel de la mujer era activo y no pasivo, con una carga divina y una mundana preocupación por el aspecto físico. La sociedad valenciana de toda la vida, vamos.

Vicente Javier Más Torrecillas. Doctor en Historia. Académico de la Real Academia de Cultura Valenciana.