| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El pleno del Consell Valencià de Cultura, este martes, en la sede del ente.
El pleno del Consell Valencià de Cultura, este martes, en la sede del ente.

Amenazas y reproches entre los miembros del Consell Valencià de Cultura

La designación de la vicepresidencia y secretaría ha provocado un enfrentamiento público y un posible recurso de la votación ante los Tribunales

| Jonathan Martínez Edición Valencia

El Consell Valencià de Cultura (CVC), un órgano consultivo compuesto por 21 personalidades de la cultura que asesoran al conjunto de las instituciones de la Generalidad Valenciana en aquellas cuestiones que tengan que ver con la cultura valenciana, ha protagonizado un episodio esperpéntico ya no sólo por el nivel de formalidad que se les presupone a sus integrantes, sino porque además han convertido una entidad de culto en un auténtico espectáculo. Lo que debía ser un pleno ordinario, el último del año, para aprobar la nueva composición de la Junta de Gobierno, incluyendo el cargo de la vicepresidencia, ha derivado en una engorrosa discusión y un intercambio de acusaciones y amenazas que ha llevado a seis de sus miembros a abandonar la sala.

La polémica, que como ya adelantó ESdiario parecía previsible, comienza cuando la expresidenta de la Academia Valenciana de la Lengua y vocal de la institución, Asunción Figueres, denuncia que el presidente de la CVC Santiago Grisolía ha incumplido su palabra después de que hubiesen alcanzado un pacto a fin de proponer la figura de quien fue directora general de Patrimonio durante la época de María José Catalá como Consellera de Cultura, la alicantina Marta Alonso, como nueva vicepresidenta. Unas declaraciones que ha corroborado el propio presidente con un escueto y enérgico “sí” mientras se le preguntaba sobre la veracidad de las palabras expuestas por Asunción Figueres para hacerlas constar en acta.

No en vano, el sector propuesto por el PP achacó el incumplimiento del acuerdo a una supuesta manipulación que habría ejercido el perenne secretario del Consell, Jesús Huguet, sobre el presidente aprovechando que se trata de una persona de avanzada edad, el próximo día de Reyes cumple 99 años. Ante tal tesitura y en cumplimiento de su propio reglamento se solicita votación secreta que finalmente tampoco logra materializarse debido a que dos de los miembros propuestos por Ciudadanos permanecían conectados de forma telemática desde Alicante y la institución carece actualmente de una normativa que garantice la legalidad de una votación secreta en dicha circunstancia. 

Este cúmulo de sucesos ha provocado que el malestar se tornase generalizado  hasta el punto de que el secretario Huguet denuncia públicamente haber sido amenazado por los vocales José Vicente Navarro y José María Lozano para alterar la propuesta de la vicepresidencia. “Sólo les ha faltado pegarme”, llegó a decir Huguet. 

“¿Cómo se atreve a hacer esa acusación en una institución pública?”, le recriminaba José Vicente Navarro, del sector valencianista,  mientras abandonaba la sala y advertía con llevar el asunto a los Tribunales. Entre medias, el vocal alicantino a propuesta de Ciudadanos, Gerardo Muñoz, mostraba también su indignación de forma telemática hacia el secretario Huguet por impedirle hacer el uso de la palabra. “¿Pero esto qué es? Jamás en democracia se me había impedido hablar ni poder votar”, denunciaba Muñoz con un profundo malestar.

Bajo esta controversia, la consellera Dolors Pedrós, editora en valencià, formada en Geografía e Historia, integrante de Acció Cultural del País Valencià y colaboradora de Escola Valenciana, que ha sido Presidenta de la Associació d'Editors del País Valencià y es patrona de la Fundació Full, nombrada por las Cortes Valenciana a propuesta de Compromís y elegida consensuadamente para formar parte de la Comisión de Gobierno desde su incorporación al CVC, sien embrago se ha convertido en  nueva vicepresidenta con solo doce síes, por primer vez en la historia del organismo, que siempre había aceptado por consenso y unanimidad las propuestas de nombramiento del presidente.

Dadas las circunstancias, pocos apuestas por la firmeza del nombramiento que podría acabar resultando efímero, puesto que los consejeros que han optado por abandonar la sala ya han anunciado la impugnación de este pleno.