| 29 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Exposición ‘Fieramente humanos. Retratos de santidad barroca' en el Museo Carmen Thyssen, en Málaga.
Exposición ‘Fieramente humanos. Retratos de santidad barroca' en el Museo Carmen Thyssen, en Málaga.

“Humanamente fieros”

La exposición Fieramente humanos consta de 35 obras de pintores y escultores del siglo XVII, es resultado de una colaboración con el Museo de Bellas Artes de Valencia y el Thyssen de Málaga.

| José María Lozano Edición Valencia

He hecho una escapada a esa Málaga de boquerones victorianos y marca Paco de la Torre, y he cumplido en La Cepa con sus buchones de dorada que son -mire por dónde- bocatto di cardinale, en compañía de los prestigiosos arquitectos locales Victoria Acha y Francisco Taboada (y de su hijo y también colega Paco), bien regados con un delicioso y prohibitivo vino de la sierra. Y es que Málaga es mucha Málaga.

Con Elena Laverón, escultora épica octogenaria que llora en Ribeiro con absoluta dignidad la pena del último viaje de su marido Aser, he vuelto a disfrutar de su sabiduría inmensa, de su capacidad creativa, de su incansable ambición estética. Y de su desbordante humanidad en su casa taller de Torremolinos. Humanamente fiera.

Afortunada coincidencia (Borges dixit en animosa conversación cuando tuve la oportunidad de conocerlo), que no otra es la Exposición Fieramente Humanos, Museo Carmen Thyssen/ Bellas Artes de Valencia. A cargo (comisariada, feo vocablo; curada suena mejor, aunque algo cursi y afectada) por el insigne director de este último, el profesor González Tornel, Pablo (indiscutible autoridad en la materia).

Y aquí me tienen, confeso de ignorancia, a escribir sobre lo que no entiendo (tampoco es primera vez, ni será la última) movido por la emoción y el entusiasmo que, calentitos, todavía -en el tren de vuelta- conservo.

“Besas como si fueras a comerme. Besas besos de mar, a dentelladas. Las manos en mis sienes y abismadas nuestras miradas. Yo, sin lucha, inerme”. (Blas de Otero. Un relámpago apenas, del libro “Ángel fieramente humano”).

Dice el profesor/director/comisario que sean ustedes -y yo- modernos. Que hay que seguir leyendo a Lope y a Calderón (algunos “modernos”, me consta, no lo han hecho nunca), mientras recuerda -coloquial- la fábrica de canonizaciones del XVII español, en pleno poderío mundial: Teresa de Jesús, Isidro Labrador y (dos jesuitas) Ignacio y Javier. De la primera la muestra se ocupa con el lienzo de Ribera (1644) y el acrílico de Crónica (1972) que ya colgó Consuelo Císcar en el Carmen por el Quinto centenario de la de Ávila. Impresionante  Saura -una crucifixión coronada de espinas- del 59, cedida por el BBAA de Bilbao.  Y casi inédita (para mí en mi ignorancia) la soberbia obra de Velázquez de Simón de Rojas en su lecho de muerte, incorporando un AVE MARÍA a modo de pionero “bocadillo” de Paco Roca. Enhorabuena director.

El atlético y pudoroso San Bartolomé de Luca Giordano (también del San Pius, si se me permite la denominación antigua) con el que se invitaba, contrasta por su belleza y cuidadas proporciones -por su fiereza también- con la “caboteta” del aseteado Sebastián de Ribalta. Y el místico de Darío Villalba emparenta con lo mejor de la imagenería castellana y la brillante tersura de las calaveras que acompañan a los ermitaños del también valenciano Ribera. ¡Qué emoción, difícilmente contenida ante la directora del museo malagueño Lourdes Moreno, que a las ocho y cuarto de la tarde del día de los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, cuando han finalizado las corridas de toros, lucía tan fatigada como pletórica! Enhorabuena, directora.

Así que me vuelvo a Valencia más chulo que un ocho y satisfecho de haber representado -por libre- a colegas y vecinos en la inauguración del evento que itinerará, estén ustedes atentos, a Valencia para consolidar el éxito de visitas que el valenciano director González Torner cosecha desde su feliz llegada a la segunda pinacoteca de España. En Valencia, para nuestro orgullo y plena satisfacción.