| 29 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Qué pasa por la mente de un maltratador

Lo que más llama la atención es la falta de miedo a las consecuencias de los actos en un maltratador. No le importa cómo va a acabar después de ese acto violento

| Enrique Arrúe * Edición Valencia

En la conducta criminal en las informaciones que muestran los medios de comunicación con respecto a la llamada -violencia de género- el rol del maltratador evoluciona, mientras que las armas legislativas del Estado siguen siendo las mismas, con lo que se encuentran en estos momentos estancadas.

Existen muchísimas críticas sobre las medidas de seguridad, porque ¿La orden de alejamiento garantiza a la víctima que tenga cierta seguridad y protección?, ¿Es una forma coercitiva legal para que el maltratador no se acerque a la víctima?, ¿Se incumple constantemente?... Todas estas cosas podríamos verlas si tuviéramos absolutamente todas las estadísticas, los datos globales, porque todo debe de tratarse con datos para poder saber con exactitud qué problemas son los más importantes. Sin duda habrá que mejorar estas medidas y en ello deben de estar trabajando los políticos para legislar mejor… Suponemos.
Lo que más nos llama la atención es “la falta de miedo a las consecuencias de los actos” en un maltratador. Es decir, la persona que piensa en agredir a su pareja sentimental o a sus familiares no le importa nada cómo va a acabar después de ese acto violento. Seguramente lo ha valorado, sabe las consecuencias, puesto que puede ser detenido y asumirlo, o puede que finalmente se quite la vida porque ya ha pensado como hacerlo.

Lo que queremos decir con ello es, cuidado con esas emociones tan poderosas que muchas veces no se pueden predecir y ni se tiene una ligera sospecha. Es un nuevo perfil de violencia que cada día vemos más. La dificultad radica en saber quiénes son capaces de llegar a esos extremos de atacar a su propia familia ¿Cómo actúan esos cerebros?

Le preguntaría a un experto en psicobiología, pero también se echan de menos a los estudiosos criminólogos y psicólogos especializados, para que nos expliquen qué pasa por la mente de una persona que decide perderlo todo. Que motivos y que hechos internos y externos hacen a esa persona una bomba humana.
Esto es espeluznante, puesto que es como “un terrorista” que por un sentimiento interiorizado desde niño finalmente ejecuta a alguien con sangre fría con esa emoción que siente que está por encima de todo, cree en eso, y le da igual todo lo demás, valorando incluso su propio suicidio. Hablamos de emociones muy poderosas, pero ¿Cómo podemos saberlo?, ¿Cómo podemos saber que una persona va a emprender un camino hacia una violencia súbita y total? Solo con información, con datos.
En ocasiones se saben cosas, pero no se dicen o se ocultan. Esto es un error cuando la situación está al límite. Sabemos cómo actúa el miedo, el terror en una persona, pero en la supervivencia la información puede ayudar a prevenir, a planificar y a parar la violencia. Cada caso tiene unas peculiaridades diferentes y no es fácil para los investigadores llegar al fondo de los asuntos. Es realmente muy complicado.
En la vida privada de una pareja sentimental es posible que solo detectes lo superficial, los demás no sabemos qué tipo de vida lleva una familia (en lo privado) y en algunos casos no hay antecedentes violentos, ni acciones que determinen que un hombre puede ser alguien mortal para su familia.

La información es esencial para poder trabajar. Cuantos más detalles tengan los investigadores en sus pesquisas mejor se puede establecer una supuesta valoración del riesgo, para adoptar mejores medidas de seguridad, en todo caso incrementarlas si es necesario por el juzgado en cuestión. No es un sistema infalible, y hay que ir observando qué cosas no funcionan para cambiarlas. Todo lo indican las estadísticas que sirven de guía para orientar a aquellos que pueden cambiar la Ley.
Se debería dar más el caso de “destierros” como medida de seguridad a aquellos que es obvio “que no van a parar” y que tienen antecedentes por otros temas relacionados con la violencia y que hay probabilidad de que el individuo reaccione con agresividad.

Por otra parte hay que considerar “las amenazas del maltratador” como algo muy importante donde la emoción indica el nivel de tolerancia 0, y la posible impulsividad que pudiera mostrar el individuo a posteriori. Cuidado… ¿Puede ser real o fanfarronea?, ¿Lo dijo inconscientemente o con seguridad?, es complicado.
Obviamente el tema de las custodias de los menores es algo que ya piden muchas de las víctimas, que sabiendo de “comportamientos violentos” de maltratadores es razonablemente impensable que se “compartan esas custodias”, pero todo es una lucha judicial, el derecho penal trabaja con “las pruebas” y da o quita la razón dependiendo de cada caso, de cada circunstancia. Criterios hay muchos, lo mismo que sentencias, pero y… ¿La lógica?
Desgraciadamente no es lo mismo que asignen un abogado de oficio que contrates uno con experiencia y con cierta credibilidad profesional. Con ello queremos decir que la justicia no es igual para todos. El dinero en ocasiones facilita los buenos abogados y una ventaja en los procesos. Si hiciéramos una crítica general de todos los problemas de esta temática escribiríamos un libro. Siempre decimos que una buena coordinación entre instituciones y una estructurada organización profesional hace que el trabajo sea más serio, responsable y con resultados positivos. En aquellos lugares que no se organizan es todo un caos, y dependes de cómo se levante por la mañana el destino.

*Oficial de Policía Local y Grupo EmeDDona.