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El curioso pueblo de los Pitufos en Málaga que reinventó el turismo rural en Andalucía

Júzcar, el pueblo de los Pitufos que apostó por el azul y se convirtió en un fenómeno cultural.

Júzcar ha convertido los elementos visuales de los Pitufos en parte de su paisaje, creando una experiencia inmersiva que mezcla fantasía y realidad rural

Júzcar ha convertido los elementos visuales de los Pitufos en parte de su paisaje, creando una experiencia inmersiva que mezcla fantasía y realidad ruralGetty Images

Patricia de la Torre
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Lo que era un pueblo blanco más escondido entre los castaños de la Serranía de Ronda, muy cerca de la ruta del Bosque de Cobre, se convirtió, casi sin querer, en un icono turístico inesperado. En 2011, la productora Sony Pictures eligió Júzcar para promocionar la película de Los Pitufos, pintándolo entero de azul: casas, escuela, iglesia y hasta el cementerio. Se aplicaron más de 4.000 litros de pintura con la promesa de volver al blanco unos meses después. 

Cómo el pueblo de los Pitufos en Málaga pasó de estrategia publicitaria a modelo cultural

La historia parecía una anécdota, pero lo que nadie esperaba era que el experimento funcionara tan bien. De unos cientos de visitantes al año, Júzcar pasó a recibir decenas de miles. Y lo más interesante: los vecinos decidieron no volver al blanco. 

Júzcar ha convertido los elementos visuales de los Pitufos en parte de su paisaje, creando una experiencia inmersiva que mezcla fantasía y realidad rural

Júzcar ha convertido los elementos visuales de los Pitufos en parte de su paisaje, creando una experiencia inmersiva que mezcla fantasía y realidad ruralGetty Images/iStockphoto

El llamado "pueblo de los Pitufos" empezó a consolidar su nueva identidad. Aparecieron murales, esculturas, rutas temáticas, guías en clave azul y un museo dedicado a la micología

Hoy, quienes recorren Júzcar pueden seguir las huellas azules de los Pitufos marcadas en el suelo, cruzar un puente colgante entre árboles centenarios o dejar una postal a Papá Pitufo en uno de los buzones temáticos repartidos por el pueblo. 

Hay visitas teatralizadas que convierten la experiencia en una pequeña aventura fantástica: personajes disfrazados guían a grandes y pequeños por sus rincones más insólitos, entre leyendas, risas y guiños a la naturaleza. 

También puedes lanzarte por sus tirolinas suspendidas sobre el barranco, con vistas panorámicas que cortan el aliento, o unirte a una de sus rutas micológicas guiadas, especialmente recomendables en otoño, cuando los bosques de castaños y alcornoques revelan su otra gran riqueza: las setas. Porque antes de ser azul, Júzcar ya era un lugar de árboles, silencio y misterio. 

Ubicado entre castaños y alcornoques, el pueblo de los Pitufos mantiene su esencia rural entre colinas azules que parecen sacadas de una postal animada

Ubicado entre castaños y alcornoques, el pueblo de los Pitufos mantiene su esencia rural entre colinas azules que parecen sacadas de una postal animadaGetty Images

El pueblo ha logrado reconvertir su economía local a partir de una estética potente, sin perder sus raíces ni su identidad rural.

Los niños lo adoran. Los adultos se sorprenden. Y se ha estudiado como ejemplo de branding colectivo. 

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