El pasado oscuro del padre del dirigente de Ciudadanos marcó su renuncia

Para entender la dimisión del coordinador regional de Ciudadanos en La Rioja, Federico Pérez Oteiza, por su participación en dos empresas registradas en Panamá cuando aún este país era considerado como un paraíso fiscal, hay también que remontarse al pasado político del padre del dirigente de C's, Federico Pérez Soria, que participa como tesorero de una de las empresas panameñas. Efectivamente, para tener todas las claves sobre la renuncia de Pérez Oteiza -algunas fuentes aseguran que forzada por la dirección nacional del partido de Albert Rivera- hay que remontarse al año 199o, fecha en la que una moción de censura orquestada por el PSOE y el entonces Partido Riojano Progresista (PRP) facilitaba el acceso a la presidencia regional al socialista José Ignacio Pérez Sáez en detrimento de Joaquín Espert, del PP. 

El entonces ejecutivo mixto riojano (PSOE-PRP) nombró a sus nuevos consejeros y las responsabilidades de Industria y Turismo recayeron en Federico Pérez Soria. La actividad política de Pérez Soria, como la del resto de ese Ejecutivo, fue muy controvertida en aquella época y pronto los escándalos de presunta corrupción marcaron esa legislatura. Pérez Soria, según documentación a la que ha tenido acceso ESdiario, estuvo envuelto en oscuras contrataciones y adjudicaciones relacionadas con la celebración de la Exposición Universal, la Expo 92, que se celebró en Sevilla. Tanto es así que todos los turbios asuntos forzaron la dimisión del consejero y dos comisiones de investigación en el Parlamento Riojano en el año 1994. 

En unas conversaciones telefónicas se detallan las presuntas desviaciones de dinero (6, 7 y 40 millones de pesetas por tres campañas) y a las repercusiones negativas para el partido si los hechos salieran a la luz pública

¿Por qué estaba bajo sospecha el padre del ex dirigente de Ciudadanos? Según las crónicas de la época -y lo que pudo quedar demostrado en esa comisión parlamentaria- la presencia de La Rioja en la Expo costó a las arcas públicas 270 millones de las antiguas pesetas, siendo Pérez Soria el responsable último de las adjudicaciones. De esos, 200 fueron adjudicados a la empresa I Pública. Uno de los directivos de la firma adjudicataria, Alberto Álvaro, fue posteriormente relacionado en unas grabaciones telefónicas con la financiación irregular del PRP, el partido de Pérez Soria. 

En esas conversaciones telefónicas intervenidas (entre Alberto Álvaro y Federico Pérez Soria, entre otros) se hablaba con claridad sobre posibles irregularidades en pagos de dinero público relacionados con contratos suscritos por I Pública y el Gobierno de coalición PSOE-PRP en los años 1990, 1991 y 1992. En ellas se detallan las presuntas desviaciones de dinero (en las cantidades de 6, 7 y 40 millones de pesetas por tres “campañas”) y a las repercusiones negativas para el partido regionalista si los hechos salieran a la luz pública. “Desfalco”, “estafa”, “fraude”, “cohecho” y “cárcel”, son palabras que repiten continuamente los interlocutores reconociendo así esas presuntas irregularidades. 

Las crónicas de esa época hablan también del enorme despilfarro de la delegación riojana en Sevilla 92 calificando el Pabellón riojano como "cortijo personal" de los políticos.  El Gobierno autonómico llegó incluso a comprar viviendas unifamiliares para facilitar el alojamiento de los vips riojanos, inmuebles en los que se celebraban "fiestas vergonzosas", tal y como las calificaron en su día los periodistas. Por éste y otros escándalos, Pérez Soria dimitió de su consejería. Los escándalos y el ambiente de corruptelas facilitó el triunfo del PP en las siguientes elecciones, las del año 1995 que auparon a Pedro Sanz a la presidencia del Gobierno de La Rioja. 

En definitiva, el turbio pasado político del padre de Federico Pérez Oteiza y el cada vez más enrevesado asunto, con la aparición de una segunda empresa panameña, ha sido el empujón definitivo para la dimisión (algunos insisten en cese) del dirigente de Ciudadanos para evitar mayores tormentas que remuevan turbias aguas pasadas.