| 27 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El aparato del PP cierra el paso a Casado para complicarle la segunda vuelta

Los militantes votarán con presiones, ya las está habiendo. Desde obstaculizar la inscripción de los no afines a amenazar a los cargos públicos con que pueden perder su trabajo.

| Antonio Martín Beaumont España

Suele decirse que no se puede soplar y sorber al mismo tiempo. Y es verdad. Pues bien, parece que los mandatarios populares andan a estas horas preocupados por que el PP se divida durante las primarias que desembocarán en el Congreso Nacional para elegir al sucesor de Mariano Rajoy

Sin duda: es un riesgo que existe. Hasta ahora los candidatos han guardado las formas, pese a inaceptables presiones de quienes manejan los “aparatos” del partido como si fueran suyos: obstaculizando la inscripción de los no afines o presionando a cargos públicos, amenazándoles incluso con perder su puesto de trabajo.

Y en esto los más perjudicados son los más jóvenes partidarios de Pablo Casado. Pero, lógicamente, los roces que se van produciendo en un proceso selectivo siempre son agrandados por los equipos de campaña. Nada nuevo.

Sin embargo, hay un lado positivo: el ganador tendrá una legitimidad ahora inimaginable, la que otorgan los afiliados con sus votos, con la que afrontar las difíciles tareas que deberá emprender enseguida.

Cuando se diseñó este proceso, el coordinador general, Fernando Martínez-Maillo, para tranquilizar a los más temerosos del partido, apostó por soplar y sorber al mismo tiempo la Coca-Cola. Es decir, quiso hacer el tirabuzón imposible, y la pifió. Ahora el mayor peligro para el PP lo representa esa mal llamada “segunda vuelta” prevista en los estatutos.

¿Qué pasará si la militancia apoya a un candidato y los compromisarios a otro? Sería un tremendo error

Porque el riesgo del Partido Popular no es que los militantes voten directamente a su líder, no. El verdadero descalabro llegaría si, una vez alguien obtiene claramente la confianza mayoritaria, los compromisarios, un cuerpo electoral más reducido en el que 1 de cada 6 son miembros natos del Congreso, les enmendasen la plana para colocar en la cúspide al segundo clasificado en las primarias.

De llegarse a tal extremo, si en los despachos alguien gana lo que no ha sido capaz de conseguir en las urnas, eso sí rompería el partido sin posibilidad de arreglo.