| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Los familiares de Carolina posan con una pancarta.
Los familiares de Carolina posan con una pancarta.

El drama de la madre de Caroline del Valle: "¿Por qué nadie busca a mi hija?"

Cinco años después de la desaparición de la joven de 14 años, ESdiario revela que la investigación entra en la Unidad de casos sin resolver de los Mossos d’Esquadra.

| Alfonso Egea España

 

 

Cinco años después de la desaparición de Caroline del Valle, una niña de 14 años, ESdiario revela que el caso entra en la Unidad de casos sin resolver de los Mossos d’Esquadra. Ni los perfiladores del FBI ni el informe de un criminólogo impulsan un caso del que la Justicia se ha desentendido de forma vergonzosa.

La madre de la joven desaparecida denuncia el desprecio con el que las instituciones han tratado la desaparición de su hija desde el primer momento: “me dijeron varias veces que estaría de juerga por ahí y que ya volvería”

Cada vez que hablo con Isabel Movilla se me cae el alma a los pies. Estoy muy acostumbrado a mantener largas charlas con padres y madres de víctimas de hechos criminales pero casi siempre encuentro un consuelo al notar que su dolor les lleva a conclusiones exageradas. Sobre todo en los casos de personas desaparecidas, la ausencia de noticias hace que los familiares imaginen más datos de los que tienen en un ejercicio doloroso pero efectivo de encontrar una explicación a lo que no la tiene.

Pero con Isabel eso no vale. Isabel tiene razón en todas y cada una de las cosas de las que se queja. Hablando con ella es inevitable pensar que una niña de 14 años, hija de una pareja humilde que tiene serios problemas para pagar el alquiler de su casa, no pesa lo mismo en un juzgado que otro tipo de desapariciones. Ojo, tampoco en algunos medios de comunicación. Y eso es así.

Caroline salió de fiesta con unos amigos. Sí, tal vez era demasiado niña para rondar la Zona Hermética de Barcelona, un rincón industrial de Sabadell donde el botellón y la música en los coches son el paisaje cada fin de semana.

Chicos y chicas muy jóvenes y niños como Caroline que mienten a sus padres para escaparse con amigos mayores que ella son el paisanaje. Por eso, por estar haciendo lo que no debía, Caroline corrió como alma que lleva el diablo para esconderse cuando una patrulla de policía hizo la ronda de turno por las calles del polígono para asustar y disuadir. A veces una sirena a tiempo manda a un grupo de chavales a casa, con sus padres, lejos de todo peligro.

Los que corrieron aquel día con Caroline eran todos menores, todos niños y niñas tutelados por un centro del que se escapaban día sí y día también. Las últimas personas que vieron con vida a Caroline no eran los mejores compañeros para una niña como ella, pero tampoco lo han sido para una investigación en la que no han ayudado nada en absoluto. Todos aquellos menores que estuvieron con Caroline se han negado a declarar, no han comparecido cuando se les ha citado o simplemente no han vuelto a aparecer por los domicilios que los Mossos tienen controlados.

 

El último que la vio, el único sospechoso que ha tenido el caso en 5 años, es un tal Justin, muy espabilado para su edad, menor en 2015, y que aseguró haber visto a Caroline esconderse debajo de un coche cuando se cansó de correr huyendo de la patrulla policial. Justin estuvo dos horas totalmente desaparecido desde que Caroline desapareció.

Cuando volvieron a verlo iba manchado de barro y con algunas prendas de ropa cambiadas. “Me escondí en un solar y unas alcantarillas y esperé a que la policía se marchara. No se nada más de Caroline”. Versión 1 de Justin. “Vi a tres hombres con ella, gitanos, uno muy borracho”. Versión 2 de Justin. Un desastre de testigo. Un candidato de libro a ser investigado. Pues nada, libre y viviendo su vida.

 

 

Pero si es malo tener un desastre de testigo qué decir cuando la juez que instruye la investigación del caso de tu hija es peor aun. La titular del juzgado de instrucción número 2 de Barcelona ofende a sus compañeros de oficio con sus decisiones. No ha permitido ciertas diligencias y siempre ha mostrado un pereza exasperante a la hora de reactivar la investigación.

Uno de los episodios más estrafalarios fue cuando en marzo de 2018 recibí unas fotografías del ordenador personal y el diario de Caroline ¿Dónde estaban 3 años después de su desaparición? ¡En su casa! Nadie había ido a recogerlos para procesarlos, para investigarlos. De hecho reconoce que se encuentra ante un hecho criminal… ¡y lo archiva de forma provisional! Un desastre señoría.

 

 

Ahora ESdiario ha sabido que el caso cae en manos de la unidad de casos sin resolver de la policía catalana. No se lleven a engaño. Lo que suena a unidad de élite es más bien un archivador en el que ojos nuevos tratan de escudriñar pistas antiguas… mejor que nada, pero parecido a nada. Algo parecido pasó con el informe de un criminólogo y la promesa de que los perfiladores del FBI se ponían con el caso parar tratar de perfilar a la persona responsable de la desaparición de Caroline.

Lo único que los Mossos se atreven a asegurar es que quien fuera sigue estando en Sabadell o estuvo allí tiempo después de la desaparición. Lo del informe del criminólogo tampoco condujo a nada.

Isabel, la madre de Caroline, pide respeto para su hija, desaparecida ya hace cinco terribles años

“No sé qué más hacer”, se lamenta Isabel, la madre de Caroline. “Llevo 5 años preguntándome porque nos tratan así. “Al principio me dijeron varias veces que estaría de juerga por ahí y que ya volvería. Y hasta ahora”. Tengo la sensación de que nadie la busca, ¿por qué nadie busca a mi hija? Tenemos problemas económicos, mi hijo está muy cambiado desde que su hermana desapareció, su padre ya no es el mismo. Todo es dolor en nuestras vidas”.

La madre de Caroline no pide milagros, pero la falta de información oficial le ha hecho fijarse en otras señales nada recomendables. “En todo este tiempo ha habido gente que nos ha insultado, que nos han intentado estafar. Hay personas que dicen que mi hija fue secuestrada y vive en Francia oculta por una red de trata de personas. Es desesperante”.

La búsqueda que no llega

El tiempo pasa, pero el dolor no, y en el caso de Isabel Movilla sí se puede y se debe denunciar un agravio comparativo: ¿dónde están los recursos empleados en la búsqueda de Marta del Castillo?, ¿dónde las unidades especializadas que invirtieron miles de horas en el caso Diana Quer?, ¿por qué a Caroline no la buscan con infinita paciencia como al pequeño Yeremy Vargas?

Conozco a las tres familias anteriormente mencionadas y su generosidad les haría asentir a esas tres preguntas. No se trata de buscar más o menos, con más o menos medios, con o sin dinero. Se trata de respeto. Y eso es lo último que pide Isabel. Respeto para su hija desaparecida hace 5 años.