| 30 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Los trabajadores de los juzgados de Alicante han permnanecido en las puertas del edificio hasta que la policía ha confirmado la falsa alarma
Los trabajadores de los juzgados de Alicante han permnanecido en las puertas del edificio hasta que la policía ha confirmado la falsa alarma

Aviso de bomba: Desalojados durante varias horas los juzgados de Alicante

Los trabajadores de las instalaciones judiciales de Benalúa han permanecido en los alrededores del edificio hasta que a mediodía se han vuelto a abrir las sedes al público

Apenas abierto el Juzgado de lo Penal n.º 1, una funcionaria después del teléfono escuchando al otro lado de la línea a un hombre que, en castellano, pero con marcado acento árabe, le advierte que hay una bomba en el edificio de los juzgados, sin especificar dónde se encuentra. 

Inmediatamente se informó a la Policía y a la Guardia Civil que es acuden de inmediato con sus especialistas en explosivos y perros rastreadores, ordenando que todo el personal de los juzgados y otros profesionales que acuden habitualmente, desde abogados, procuradores, forenses, peritos, etc., además de testigos, presuntos implicados ciudadanos que acuden a hacer cualquier gestión relacionada con la Justicia, sin excepción salgan inmediatamente a la calle desalojando todas y cada una de las estancias de Palacio de Justicia. 

En este momento, tanto la enorme plaza que rodea al edificio central de los juzgados como las calles adyacentes son un auténtico caos con el personal desperdigado por ellas, según nos informan fuentes solventes, muy preocupados por la suspensión de todos los juicios hasta nuevo aviso, o por la imposibilidad de realizar gestiones, muchas de ellas de obligado cumplimiento. 

Desde tiempos de ETA

Desde los tiempos de ETA en plena actividad terrorista no se recordaba un desalojo igual, ni hasta ahora organización yihadista alguna había perpetrado semejante desasosiego y evacuación. 

La funcionaria receptora de la llamada se recupera favorablemente de un ataque de ansiedad provocado por el tono muy amenazante y seguro de quién estaba al otro lado de la línea, aunque también se especula en ámbitos de la investigación previa con que pudiera ser tanto algún implicado en ese juzgado, como un bromista desaprensivo e inconsecuente. El delito penal denominado "intimidación pública" que ya prevé el artículo 211 del Código Penal, puede castigarse con una pena que va de 2 a 6 años de prisión.