| 30 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez
Pedro Sánchez

Ceguera

Sánchez ha consumado su giro a la izquierda y lo vende como un triunfo pero sus medidas no sirven para nada, son pura propaganda.

| Fernando de Rosa Opinión

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Ensayo sobre la ceguera es una novela publicada en 1995 y escrita por el premio Nobel de literatura, el portugués José Saramago. En dicha novela podemos leer la siguiente frase: “Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que viendo no ven”.

Esta frase define a la perfección el resultado del discurso del estado de la Nación realizado por el presidente Sánchez, y la posterior propaganda que los asesores presidenciales, encabezados por el ministro Bolaños, han puesto en marcha desde la Moncloa.

La sociedad española no está ciega porque según las encuestas publicadas con posterioridad al debate, el 82% de los españoles no han cambiado el sentido del voto tras el debate, el 30% tiene peor imagen de Sánchez, el 87% afirma que las medidas anunciadas no serán útiles debido a la magnitud de la crisis y para el 35% no ha tenido ningún interés el debate.

Esa es la realidad, pero como se puede leer en el libro referido, el gobierno y los partidos que lo sustentan están en una realidad paralela de triunfalismo, porque son “ciegos que viendo no ven”, y que debido a su propia ceguera social están yendo hacia un precipicio económico al que nos están arrastrando.

La Moncloa está difundiendo a través de sus terminales periodísticas que el giro a la izquierda de Sánchez es un triunfo, que la coalición socialista-comunista sale reforzada y que los socios “Frankenstein” están felices.

Las medidas de Sánchez: pura propaganda

Evidentemente la sociedad lo que ha percibido es que Sánchez, para sobrevivir, ha cedido ante Yolanda Díaz y sus medidas comunistas. Ha entregado a Rufián el Tribunal Constitucional para desjudicializar un futuro proceso golpista, y se ha arrodillado ante Bildu para reescribir la historia de la Transición.

Pero medidas efectivas para parar la subida de precios no se han adoptado. La subida de impuestos a bancos y empresas eléctricas, al final lo pagaremos todos los españoles, ricos y pobres, la gratuidad del transporte durante unos pocos meses no soluciona el verdadero problema, porque solo afecta a los grandes núcleos urbanos, sin distinción de rentas, y se olvida del resto del transporte, sobre todo de los núcleos rurales, cuya falta de servicios hace que tengan que trasladarse a otros lugares para acceder a prestaciones esenciales. Es decir, pura propaganda.

Mientras tanto, no deja de crecer el “impuesto de los pobres” que es la inflación, ya que en este caso los más desfavorecidos cada vez se ven más imposibilitados de llenar la cesta de la compra, pagar la luz y el gas, o poder salir unos días de vacaciones. Las medidas aprobadas mediante el giro “izquierdista” del gobierno son percibidas por los ciudadanos como “inútiles” debido a la magnitud de la crisis.

Los ciudadanos hemos vuelto a los supermercados y hemos continuado con nuestra vida cotidiana, comprobando que con palabras no se llena el depósito de la gasolina

Al día siguiente a que Sánchez se autoproclamase gran vencedor, los ciudadanos hemos vuelto a los supermercados y hemos continuado con nuestra vida cotidiana, comprobando que con palabras no se llena el depósito de la gasolina, que lo que el año pasado nos costaba 100€, ahora nos cuesta 110,2€.

La luz y el gas cuesta un 39.9% más, el transporte ha subido un 19,2%, llenar el depósito de diésel ya cuesta un 42,7 % más y de gasolina supera el 34,4% de incremento, dos noches de hotel ha subido un 42,7%, freír patatas en nuestra casa nos cuesta un 47, 7% más, pero si queremos hacer una tortilla de patatas nos subirá un 19,8%, un plato de lentejas con chorizo ya se encarece un 10,6%.

Como vemos, se ha encarecido lo esencial, aquello que los españoles consumimos a diario: ha subido una media de un 20% el aceite de oliva, la harina y los huevos.

Por eso es necesario que los cientos de asesores que trabajan en la Moncloa lean el libro de Saramago y si les da pereza que se acuerden del refrán español: “No hay más ciego que el que no quiere ver”.