El socialismo castellano-leonés se revuelve contra Sánchez: no apoya a su candidato Carlos Martínez
El alcalde de León evita la foto con el presidente del Gobierno y deja solo al aspirante elegido por Ferraz, evidenciando la fractura entre el PSOE regional y la dirección nacional

El candidato a la Presidencia de la Junta, Carlos Martínez Mínguez, y Pedro Sánchez
Pedro Sánchez quiso escenificar unidad en Castilla y León con la proclamación de Carlos Martínez Mínguez como candidato del PSOE a la Junta. Pero el gesto le salió al revés: el partido en la comunidad ha dado la espalda al elegido por Ferraz, dejando en evidencia que el socialismo castellano-leonés no hace suya la designación impuesta desde Madrid.
El episodio más gráfico se vivió con el propio alcalde de León, José Antonio Díez, que decidió no asistir al acto oficial de presentación de Martínez y, en su lugar, acudir a la procesión de la Cofradía del Cristo del Gran Poder. El gesto, lejos de pasar inadvertido, ha sido interpretado como una forma de protesta silenciosa contra la estrategia presidencial y contra el modo en que se ha manejado la candidatura.
El regidor leonés no fue siquiera invitado al evento socialista celebrado en su ciudad, donde Sánchez cerraba las jornadas de trabajo del PSOE. Un detalle que ha encendido todas las alarmas en el partido y que muchos interpretan como una muestra más del divorcio entre la dirección nacional y los cuadros regionales.
Martínez, actual alcalde de Soria, fue presentado como la apuesta personal del presidente del Gobierno, un perfil de “renovación y consenso” para intentar reconquistar una comunidad gobernada por el PP desde hace más de tres décadas. Sin embargo, el lanzamiento se ha visto empañado por la frialdad de las federaciones provinciales y la ausencia de apoyo explícito de algunos dirigentes históricos del PSOE en la región.
En privado, varios cargos reconocen que la decisión se tomó “desde arriba” y que el territorio no se siente representado por la candidatura. La maniobra recuerda a otros episodios de centralismo en Ferraz que acabaron desgastando a los candidatos antes incluso de iniciar la campaña.
Sánchez, que pretendía mostrar músculo político en León, se encontró con una imagen muy distinta: un auditorio a medio gas y un candidato que apenas logra entusiasmar a los suyos. En el PSOE castellanoleonés, el runrún es claro: la dirección federal ha vuelto a equivocarse de apuesta, y esta vez el rechazo se ha hecho notar sin necesidad de declaraciones altisonantes.