Sanguijuelas del Guadiana prensenta Revolá: “Nuestra música es el pueblo, la amistad y las ganas de volver”
Son el trío que ha convertido la nostalgia del pueblo en bandera, la verbena en género musical y la humildad en identidad. Sánguijuelas del Guadiana irrumpen en la escena nacional con su primer disco, ‘Regular’, un trabajo que huele a río, a cochera, a guitarras sin afinar y a la verdad de los que crecieron con un pie en la plaza y otro en Madrid. Les entrevistamos para descubrir la historia real detrás de los himnos que ya corean los jóvenes que aún miran al pueblo como refugio.
“Nosotros empezamos sin saber que estábamos empezando”, confiesan Juan, Carlos y Víctor, los tres integrantes de Sanguijuelas del Guadiana. Amigos desde niños, con raíces en un pueblo de la Siberia extremeña, comenzaron tocando en la banda municipal “sin saber que años después estaríamos grabando un disco sobre esa misma infancia”.
La historia del grupo nace en la cochera de uno, en los veranos del Guadiana y en los ensayos espontáneos una vez al año, “cuando nos llamaban para tocar en las fiestas del pueblo y ensayábamos un mes antes”. La música fue creciendo con ellos hasta que, viviendo ya en distintas ciudades, decidieron tomárselo en serio. Lo que iba a ser un EP de tres canciones acabó convirtiéndose en ‘Regular’, un álbum con nombre sencillo y contenido profundo: “Es un disco autobiográfico, dividido por capítulos. Habla de nosotros, pero también de muchos jóvenes que han vivido lo mismo: crecer, marcharse, y echar de menos”.
Sobre el nombre del grupo, la historia no puede ser más castiza: surgió una noche de juerga tocando en la calle en Madrid. “Nos preguntaron cómo nos llamábamos, y dijimos: ‘Sanguijuelas del Guadiana’. Nos miramos y dijimos: pues ya está”. El nombre, aunque improvisado, tiene sentido: “En el río de nuestro pueblo había sanguijuelas, de pequeños nos advertían que se nos pegaban. Al final, hemos acabado pegados al Guadiana”.
Musicalmente, son una mezcla tan sincera como imprevisible. Se inspiran en Estopa, Extremoduro, Los Chichos y hasta Los Chunguitos, con influencias que pasan “del rock que sonaba en casa a la rumba que se escuchaba en las fiestas”. No tienen un estilo cerrado, pero sí una identidad muy clara: “Hacemos el rock de siempre, pero contado por chavales de nuestra edad”.
Detrás del primer álbum hay más trabajo del que muchos imaginan: “Las canciones hablan de cuando éramos niños en el pueblo (‘Caribe’), de cuando te empiezas a dar cuenta de que quizá te tienes que ir (‘El barrunto’), de cuando ya estás fuera y vuelves los fines de semana (‘De vuelta a la capital’) y, finalmente, de cuando decides volver para hacer tu proyecto desde el pueblo”.
Cada letra, explican, está empapada de vivencias propias y compartidas: “Aunque alguna canción hable de uno solo, en el fondo todos nos sentimos identificados. Incluso gente que ni es del grupo, pero que ha vivido lo mismo”.
“Quremos que quien nos escuche sienta que no está solo, que eso que tú viviste también lo vivieron otros, que echar de menos la tierra es más común de lo que parece”.
Sobre el escenario, derrochan energía. “Nuestro concierto en el Día de la Comunidad de Madrid fue una locura. No esperábamos ver tantas banderas extremeñas allí”. Su próxima cita clave es el 15 de mayo, en su pueblo, Casa de Don Pedro, donde presentarán ‘Regular’ en plena romería. “Está todo el mundo invitado”, dicen entre risas, “hasta completar aforo… del río”.
Para seguirlos, lo tienen claro: “Spotify, Instagram, la web… Sanguijuelas del Guadiana, sin pérdida. Y si queréis entradas, la tenéis ahí para toda la gira. Vamos a recorrer España con nuestra ‘Verbena en vena’, porque eso somos: una fiesta que no se olvida de dónde viene”.

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