El cambio del viudo de Caritina Goyanes un año después: así vive Antonio Matos sin ella
Hace doce meses la repentina y totalmente fulminante muerte de la hija de Cari Lapique conmocionó a la sociedad española. Así es como vive su marido actualmente.
Antonio Matos y Caritina Goyanes en una foto de archivo.
Hace un año la crónica rosa y de sociedad de nuestro país vivía conmocionada la inesperada y repentina muerte de Caritina Goyanes con tan solo 46 años de edad. Referente de la gastronomía y el catering en Madrid, la muerte de la hija de Cari Lapique golpeó con fuerza a una familia que ya había sufrido la pérdida del patriarca, Carlos Goyanes, apenas 19 días antes.
Caritina dejó dos hijos, Pedro y MiniCari, y un viudo, Antonio Matos, devastados, que han tenido que reinventarse día a día durante estos doce meses para hacer frente al dolor con la unión familiar y un legado que sigue muy vigente.
Chismógrafo
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Encerrado en la más absoluta discreción el propio Antonio Matos ha revelado en Informalia que en este primer aniversario de la muerte de su mujer el homenaje será muy íntimo y sin focos mediáticos: "No queremos hacer nada público".
Durante este año la vida del viudo de Caritina ha dado un cambio radical, apoyado en todo momento por su suegra, Cari Lapique, y su cuñada, Carla Goyanes, para cuidar de sus hijos.
Además, Matos decidió mantener en marcha la empresa que su esposa había consolidado como una de las marcas de referencia en catering de lujo y se puso al frente de SixSens.
De hecho, poco después de la muerte de Caritina se convirtió en apoderado solidario de la sociedad matriz, Orgmania SL, y desde ahí ha impulsado un proceso de reorganización y crecimiento. Lejos de decrecer, la empresa no ha hecho sino crecer desde entonces y ha recibido varios reconocimientos.
Siguiendo la voluntad de su madre, además, los hijos de ambos se integrarán en el negocio cuando cumplan 16 años y después decidirán qué camino profesional seguir.
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Al margen de la faceta laboral y familiar si Antonio ha encontrado consuelo en algo ha sido en su fe cristiana: una visión espiritual que le ayudó a sostenerse y que comparte con sus hijos: "No quiero esconder mi dolor ni aparentar que soy un macho alfa duro que no puede llorar. No me importa que vean mi dolor. No tengo que esconderme".