Pedro Sanchez, este es mi barrio
Feliz fin de semana. Junio viene apretando y está dispuesto a pasarnos a toda velocidad, para que entremos de lleno en lo más duro del verano.
Salir a la calle y visitar las tiendas, el mercado, la panadería, hablar con los que venden la verdura o el pescado, siempre es un aliciente para mí, cuando llega el sábado. Escuchar a mis vecinos, gente trabajadora, ni de izquierda, ni de derecha, gente de la vida, gente que desea poder disfrutar de la familia, de la cerveza y de la tapa del bar, de las vacaciones sencillas, aquí ninguno tiene un mes de vacaciones, pero tiene unos días para desaparecer.
En este barrio de trabajadores los comerciantes no cierran en verano, cogen el puente de octubre y con eso ya descansan, porque cinco días dan para mucho. Este es un barrio de sueños, pero también de risas, de gentes que gritan en la puerta de cualquier establecimiento, aunque ellos creen que sólo hablan.
En mi barrio todos entienden de reformas, porque viven en sus casas hace treinta años, pero eso sí, la han reformado varias veces, la han transformado en un habitáculo cada vez más cómodo. La reforma la ha hecho cualquiera de los albañiles vecinos, que hay muchos.
En mi barrio se comentan las novedades de una u otra calle, contamos los "Tesla" que se van comprando los vecinos, hablamos del taxi de "fulanito" que es eléctrico y no hace ruido ni cuando entra en el garaje y tenemos algún supermercado que no cierra los domingos y allí, en la cola para pagar, nos encontramos todos y nuevamente... charlamos.
A mi querido amigo Jacinto me lo he encontrado esta mañana y tenía cara de saber que votar el día 23 de julio, va a tener que ser presencial. "Me vendré del pueblo, con la mujer, porque no hay otra". Aquí, en mi barrio, todos tenemos "pueblo" al que vamos de vez en cuando y el que no lo tiene, se ha unido al que más gracia le hace y así lleva toda la vida, siendo del pueblo, aunque él nació en "la capital". La votación del día 23 nos despierta dudas a todos, no nos fiamos de Correos. "Yo mandé una carta con un billete de tren a mi prima en los años 80 y aún no ha llegado", me contaba un vecino. Así que de Correos no te puedes fiar si enviaste un billete de tren hace cuarenta años y el billete sigue por ahí dando tumbos. Si buscamos en las noticias, no es nuevo que algún cartero se haya llevado las cartas a su casa y allí las almacenara, sin importarle las noticias que esos sobres encerraban. Claro que hoy las cosas son de otro modo, son más sofisticadas y las del voto por correo, más todavía. No hay posibilidad de que el voto se pierda, quizá sí que haya de que venga algún voto de más.
La calle, que es estrecha, se abre para dar paso a la imagen del Mercado. El alboroto se hace más y más notable. Un verdulero grita: "Señora, llévese estos pimenticos, que se los llevaba el Juan Carlos a África para que le hicieran ensaladas, antes de ir a cazar" y la señora mira los "pimenticos" y se lleva un kilo, regateando, porque le parecen caros. El verdulero cada vez que lanza el gancho publicitario del Emérito, vende, así que lo va explotando durante la mañana.
Miro a mis vecinos comprando, los hay que ni preguntan el precio de las cosas y los hay que antes de comprar en cada puesto, cuentan, de una forma casi litúrgica, el dinero que les va quedando. Hace unos días una señora mayor no se quería llevar parte de lo que había comprado porque le faltaban sesenta céntimos y "el del puesto" le dijo: "Llévatelo todo y no me debes na" y es ahí cuando me emociono y casi me rompo por dentro, porque la señora no paró de agradecérselo con la humildad de quien ni haciendo las cuentas llega a final de mes y porque el frutero es consciente y tiene un corazón como las sandías que ocupan su "tingladillo".
A estos seres tan maravillosos con los que convivo y con los que usted también convive seguramente, no les importa que PODEMOS y SUMAR, al final no PUEDAN SUMAR, no SUMEN hasta donde PUEDEN, o se queden a medias en una SUMA en la que PODÍAN haber sido más generosos. Son las historias de los políticos, todos ellos lejos de la realidad de la bolsa de la compra, de las necesidades de la calle y de los sueños de las personas.
Yo paseo y veo héroes. Yo paseo y veo a personas que viven solas, que no tienen familia y que tienen a alguien que les echa una mano en el día a día y vecinos que están pendientes de ellos, a pesar de los achaques. A estos héroes los he conocido en plenitud de sus facultades, hace décadas y siempre han estado para lo que los demás necesitaran, por eso hoy, sus vecinos, el barrio, no les deja solos.
Veo héroes que siguen invirtiendo en locales para hacer más grande sus negocios, para crear nuevos puestos de trabajo, para dar más servicio a sus clientes y me echo las manos a la cabeza ¡Qué locura!
Me paro en la carnicería y hablo con la carnicera, que no ve muy claro si PP y VOX serán pareja de baile en algunos Ayuntamientos o algunas Comunidades Autónomas. Ella es más de hablar de "lechazo", que eso no le amarga la mañana, sino todo lo contrario. Así que me voy pensando que ella, la carnicera, como otras personas con las que he hablado y como me pasa a mí mismo, ya estamos en otra cosa, ya votamos en su día, ahora que se apañen ellos, que son los que viven del "salario político".
De vuelta a casa me encuentro con Dña. María. Espléndida como siempre, me regala una gran rama de apio para incluirla en alguna crema y me da un consejo gastronómico para estos días de fin de semana. "Un buena sopa de pescado y una ensalada de la huerta Sergio" y allá que me voy a casa pensando en la sopa de pescado, en su sofrito y en tantas y tantas sensaciones que nos deja ese manjar en las papilas gustativas.
Descansen y disfruten. Vuelvan a enamorarse, de alguien nuevo si están solos o solas, o de el de siempre, o la de siempre, que por algo será que siguen juntos, de la vida, porque la vida, siempre, siempre, merece la pena. La vida siempre es una oportunidad.
Como siempre, servidor de ustedes... Sergio Morales Parra