¿Por qué Podemos y Ciudadanos siguen siendo decisivos en el Consell de Cultura?
Tanto los morados como los naranja han desaparecido del mapa político, pero mandan en el CVC, una institución asesora que vuelve a estar salpicada por la polémica.
La representante del Consell Valencià de Cultura, Begoña Martínez, fue la única que votó esta semana en contra del cese de José Luis Pérez Pont, como director del Consorcio de Museos de la Generalitat y del Centre del Carme por “graves irregularidades”.
“Begoña Martínez debería haberse abstenido o ser recusada éticamente por vínculos con Pérez Pont, que fue el comisionado de la exposición ‘El hombre gris’ en el Centre del Carme donde el artista era su marido Cayetano Fernández. Además, ha sido un voto de motu proprio sin consultar al resto del CVC y marcar una postura y a sabiendas de las irregularidades contables, no se puede decir que pesa más la cifra de visitantes que las irregularidades”, indican a ESdiarioCV.
Esta es la última de varias polémicas que afecta a la institución consultiva de la Generalitat en materia cultural en los últimos meses bajo la presidencia en funciones de Dolors Pedrós, afín a Compromís.
El artículo 7 de la Ley 12/1985, por la que se rige el organismo asesor, fija que está integrado por "veintiún miembros elegidos por las Cortes Valencianas por mayoría de dos tercios del número de derecho de diputados, de entre las personas de relevante prestigio o reconocidos méritos intelectuales dentro del ámbito cultural valenciano que sean propuestos por los grupos parlamentarios”.
Con la pérdida de la Generalitat del PP en la autonómicas de 2015 -aunque resultó el partido más votado (26,25%)- el Botànic fruto de la coalición PSPV, Compromís y Podemos, pasó a tener una amplia mayoría de vocales en la Institución asesora y consultiva con la designación del profesor Santiago Grisolía para la presidencia y de la catedrática Petra Pérez -propuesta por los populares- en la vicepresidencia. Pese a la entrada en el parlamento de Vox en las del 19, no ha cambiado desde entonces el “color” de sus componentes.
El radical bipartidismo de los ochenta es probablemente la causa de que el legislador no contemplara la posibilidad de que circunstancialmente los vocales efectivos se mantengan mientras los grupos políticos que en su día los propusieran hayan perdido su representación parlamentaria. Y eso es, precisamente, lo que ocurre en la actualidad, ya que tanto Podemos como Ciudadanos, inexistentes hoy en el arco parlamentario, cuentan con tres y dos asientos respectivamente en el máximo órgano estatutario de la Generalitat Valenciana en materia de cultura. Tres de ellos, salvo dimisión o cese a petición propia, conservarán su condición de vocales hasta 2027. Por cierto, uno de los representantes a instancias de Ciudadanos, Gerardo Muñoz, encabezó la plataforma “independiente” alicantina por la continuidad del Botànic.
Y si bien es cierto que el CVC históricamente ha evitado posicionarse políticamente, este último mandato -más aún desde el fallecimiento de Grisolía en agosto de 2022- se ha visto salpicado de no pocos incidentes, agudizados desde que Carlos Mazón accediera a la Presidencia de la Generalitat, que evidencian cierta falta de concordia interna.
El último de ellos, la destitución comentada de Pérez Pont y la enérgica defensa de la representante del CVC en el Consejo General, y las posteriores declaraciones de la presidenta Dolors Pedrós en relación con el asunto, han provocado un malestar evidente en la minoría de vocales en su día propuestos por el PP. Y en la propia Vicepresidencia primera, quien ostenta la responsabilidad en materia de cultura y resulta en la práctica su interlocutor natural.