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Xavi echa balones fuera y se enfada cuando le hablan de ridículo

El entrenador del Barcelona no es capaz de ver lo que sí observan los seguidores culés, que el equipo no funciona y que no es normal sufrir ante un equipo de Primera RFEF como en la Copa.

Xavi durante una sesión de entrenamiento el pasado 2 de Enero.

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Redacción

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Xavi reconocía nada más acabar el partido frente al Intercity que no está tranquilo con la situación. Y no le faltan razones para ello, ya que el Barcelona no termina de carburar y repite los mismos errores constantemente. Si frente al Espanyol, Xavi se quejaba de que sus jugadores no supieron cerrar el partido, ahora se repitió la misma situación frente al Intercity.

Incluso con los cuatro goles que marcaron al final, el Barcelona falló demasiado: "Podía pasar, la Copa tiene estas cosas. Hay siete equipos de Primera eliminados. No hemos sentenciado, pudimos meter el 0-2 o el 2-4, pero nos complicamos la vida nosotros mismos. Dimos demasiadas facilidades en las áreas en las que no hemos sido contundentes”.

Lo peor que es que el equipo no estuvo acertado cuando estaba jugando bien. La primera parte en Alicante fue notable, hubo dominio y mucho control de balón. Además, apenas concedieron ocasiones al rival. Solo se falló en lo mismo que tantos quebraderos de cabeza está dando su entrenador esta temporada y es en el acierto a puerta: "Me deja intranquilo esta falta de contundencia. Sobre todo en ataque. En defensa puede pasar, pero en ataque, no. Hoy ha sido en las dos áreas. Creo que hemos estado bien en circulación, en ritmo, en generación de ocasiones, pero tenemos que cerrar los partidos mucho antes. Nos hemos complicado la vida nosotros solos”, comentaba un técnico blaugrana que se mostraba muy serio.

En esa primera mitad tuvo la llegada y las ocasiones suficientes para irse muy tranquilo al descanso, sobre todo una de Ferrán cuando se acababa el tiempo. "Lo del Espanyol fue un aviso, ahora ha llegado el segundo", dijo el técnico a la conclusión.

En contraposición a la más que digna primera mitad, estuvo la segunda mitad y su absoluta debacle defensiva. Fue un Barça irreconocible. A partir de que se sentase Araujo, los azulgranas se convirtieron en otro equipo totalmente distinto. Les faltó contundencia en el juego aéreo. A Koundé y a Jordi Alba. No es su fuerte, pero los errores se pagan. Marcos Alonso también anduvo flojo en el choque que costó el tercero. Y el Barcelona tuvo que hacer un sobre esfuerzo para remontar.

La última pregunta de la rueda de prensa posterior al partido fue directa al grano. Un periodista le preguntó si no creía que el Barcelona había estado a punto de un ridículo "en mayúsculas". El técnico blaugrana negó la mayor y acabó apostillando eso de "esa no es una pregunta muy futbolera".

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