| 29 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Camavinga celebra su gol ante el City
Camavinga celebra su gol ante el City

Real Madrid y Manchester City firman un empate (3-3) en una oda al fútbol

El Real Madrid remonta un 0-1 en contra y posteriormente logra igualar un 2-3 en un encuentro que quedará grabado para cualquier aficionado al fútbol. La vuelta promete ser apoteósica

| Miguel Queipo de Llano Deportes

Dijo Pep Guardiola en la previa que en el choque del Bernabéu "se jugarían varios partidos", comprando el discurso tiktokero de que que, oh sorpresa, hay miles de visicitudes durante los 90 minutos que dura un encuentro que cambian el sentido del juego. Y así fue. El partido, un Real Madrid-City que acabó 3-3, fue un huracán de los dos mejores equipos de la competición: el rey del torneo y el actual ocupante del trono. Fue un partidazo. Una auténtica oda al fútbol.

Desde el minuto uno, además: en la primera jugada el Madrid se llevó un doble varapalo, una amarilla a Tchouameni que le hará ser baja en la vuelta y el gol anotado por Bernardo Silva tras cantada de Lunin. No se podía empezar con peores sensaciones, pero esos chavales de blanco son lo que son por sobreponerse a cualquier circunstancia. Ante los de Guardiola, tuvo que hacerlo varias veces.

 

Primero, porque tras las dos desgracias supo sobreponerse como sólo hacen los grandes. Comenzó a apoyarse en una fantástica presión adelantada que maniataba al City y primero Camavinga, ayudado por un rebote en Rubén Días, y luego Rodrygo, con un golazo de mesa de billar, le dieron la vuelta al resultado en un minuto, los peores fantasmas de los citizens ingleses otra vez sobre la mesa.

 

El Madrid se hizo enorme durante el primer tiempo. Las transiciones al galope cogían al City desmadejado. Sólo Foden y Bernardo Silva tenían presencia real, con mordiente, entre los ingleses, y el resultado de 2-1 al descanso parecía hasta escaso. La peor noticia era que Kroos, completamente maniatado por los de Guardiola, era transparente. Y esa mala noticia se hizo patente en el segundo acto, porque el alemán es fundamental para marcar el tiempo del ataque blanco.

Ahí, nada más arrancar, Bellingham y Vinicius desperdiciaron el tercer tanto blanco. El City supo recomponerse y comenzó a tocar, a tocar, a tocar... y si tienes a un jugadorazo como Foden con la flechita hacia arriba, pasa lo que pasa: menudo golazo del internacional inglés para el 2-2, y en cinco minutos Gvardiol, el central deseado por los blancos el pasado verano que acabó en el City, marcó su primer gol con los ingleses para poner el 2-3. El Madrid hincaba la rodilla.

 

Pero no era real. Era sólo para coger impulso. De repente, los de Ancelotti volvieron a auparse, a señalarse el parche con el 14 en la manga y a demostrar que al rey hay que destronarle, que él no abdica. Un golazo de Valverde puso el 3-3 en el marcador, en la oda al fútbol de Chamartín, donde solo faltó, una vez más, un Haaland que volvió a decepcionar en un partido grande. Sí, él es enorme físicamente, pero estos partidos de alto voltaje le hacen pequeñito, pequeñito... En la vuelta, por el bien del Madrid, que siga igual: missing. Pero ese partido promete ser apoteósico. No lo duden.