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Antonio Rudiger se metió al madridismo en el bolsillo ante el City
Antonio Rudiger se metió al madridismo en el bolsillo ante el City

Rudiger se mete al madridismo en el bolsillo con una actuación memorable

El defensa alemán se ha convertido en el gran líder del vestuario madridista. Sus vídeos de su soberbia actuación, futbolística y anímica, ante el City inundan las redes y se hacen virales

| Miguel Queipo de Llano Deportes

"Está loco", "tiene cara de estar zumbado", "corre como los locos", le quisieron vincular con el ISIS... Antonio Rudiger se ha llevado una somanta de palos desde que llegó al Real Madrid, fundamentalmente por su aspecto físico. El central alemán, un portento físico incomparable, era el tercer o cuarto central del equipo blanco en el escalafón, a la par con el canterano Nacho. Un suplente que llegó gratis (aunque con prima de fichaje de 35 millones de euros) procedente del Chelsea y que se hizo con la titularidad por las lesiones primero de Militao y luego de Alaba. Un internacional alemán de los que no llenan portadas. O llenaban. Hasta ayer. Porque el madridismo tiene en Rudiger a su nuevo ídolo.

A un defensa, sí. A un chico que a los 31 años ha entendido a la perfección lo que supone ser del Real Madrid. Con sus gestos durante los partidos (esa somanta de palos que le pega a cada autor de un gol son parte ya de la mitología madridista), con su fútbol, con su compromiso y pundonor y, sobre todo, porque se ha convertido en un líder. En el pastor de la manada de lobos madridistas. El de la cara de loco.

 

Ante el Manchester City, Rudiger ha dejado un puñado de vídeos para el recuerdo. Tanto en lo futbolístico (su excepcional marcaje a un yeti como Haaland en la ida, en la vuelta le marcó Nacho) como en lo anímico. El error de despeje que cometió en el minuto 76 y permitió el empate del City, tal vez su único fallo grave en toda la temporada, no alteró ni un ápice su musculoso cuerpo. Se levantó, se repuso, se centró y siguió como si nada. Resistiendo los embates de un City que encontró en la defensa de Ancelotti la horma de su zapato.

 

Pero luego llegó su momento. El de echarse al equipo a la espalda. Como cuando le señaló a Lunin por dónde le iba a tirar el penalti el croata Kovacic (dicen que su mejor amigo en el mundo del fútbol), el ucraniano lo detuvo y sus compañeros acudieron a felicitarle por su acierto. El Madrid es una piña también gracias a él. Y por supuesto, por la locura de ser precisamente él el autor de marcar el último lanzamiento de la tanda para meter al Real Madrid en semifinales. 

 

Pero la apoteósis llegó con la clasificación. Con el equipo celebrando en el centro del campo. Rudiger no dudó ni un segundo en salir corriendo al fondo del Ettihad Stadium para compartir ese momento de éxtasis madridista con los tres mil aficionados blancos desplazados. Rudiger es un líder. El líder que nadie esperaba. El líder que merece un reconocimiento de todo el madridismo.