Sánchez, su ausencia de límites y las “intolerables” exigencias de Puigdemont

“Sé lo que piden y sé que es intolerable”, decía este miércoles el barón socialista Emiliano García-Page, conocedor de las exigencias de Junts y Carles Puigdemont para investir a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. No dijo qué piden, pero es evidente que es más que la amnistía, ya intolerable por sí misma por inconstitucional. 

Los de Puigdemont han pasado una lista de la compra a Pedro Sánchez que probablemente incluye un trato fiscal especial,  el reconocimiento de Cataluña como “nación” y algún paso hacia el derecho de autodeterminación. 

No se puede normalizar lo que ocurre: Sánchez supera cualquier pesadilla 

Junts va de la mano con el PNV, que también exige el reconocimiento de la nación vasca como primer paso hacia la autodeterminación. Son dos partidos que tienen muchas cosas que les unen desde el punto de vista ideológico y que mantienen una relación estrecha. No en vano a mediados de septiembre, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, viajó hasta Waterloo para reunirse con el prófugo Carles Puigdemont y analizar el resultado de las elecciones y una posible investidura de Pedro Sánchez. 

Es evidente que el PNV no va a ser menos que Junts. Si Puigdemont piden el reconocimiento la nación catalana, los nacionalistas vascos no se van a conformar con algo distinto. Si Sánchez estuviera dispuesto a hacer algún guiñó sobre el derecho a decidir, tanto catalanes como vascos se subirían a ese tren. 

En realidad se trata de reivindicaciones habituales del los independentistas tanto vascos como catalanes que hasta la fecha ningún Gobierno de España se había ni siquiera planteado satisfacer ni por lo más remoto. En condiciones normales caerían en saco roto.

Puigdemont ha pasado una lista de la compra a Pedro Sánchez que va más allá de la amnistía e incluye, entre otras cosas, el reconocimiento de Cataluña como "nación"

Lo que ocurre es que no estamos en condiciones normales, sino que tenemos a Pedro Sánchez en la Moncloa. Cualquier otro candidato a la presidencia renunciaría de inmediato a alcanzar su objetivo si tuviera que pasar por ahí para lograrlo. Lo malo es que cualquier otro candidato también se habría negado a aprobar una amnistía para los separatistas del procés y Sánchez la tiene ya acordada con ellos. Así que lo que era impensable hasta la fecha ha dejado de serlo y toca ponerse en lo peor.