| 27 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez, a finales de agosto
Pedro Sánchez, a finales de agosto

Las excusas del Gobierno para seguir lucrándose con el escandaloso "tarifazo"

El Ejecutivo de Sánchez no actúa contra el atraco eléctrico que sufren los españoles como nadie en Europa porque es el máximo beneficiario de esos costes.

| ESdiario Editorial

 

El precio de la luz batirá hoy su octavo récord consecutivo, para triplicar su importe con respecto a hace un año y convertirse prácticamente en el más caro de Europa: un español paga en torno a un 30% más que un alemán, con la mitad de su sueldo, lo que denota el insoportable esfuerzo que ha de hacer con menos recursos y una crisis económica más aguda.

Que el país con mayor destrucción económica del mundo en 2020, junto a Argentina; el peor paro juvenil de Europa y uno de los desempleos femeninos y totales más aguados sea, a la vez, el que más factura eléctrica soporta, es inaceptable. Y si a eso se le añade el disparatado precio del combustible y de las comunicaciones y el alza del IPC, el panorama es asfixiante.

 

Ante ello, el mismo Gobierno que promovía movilizaciones contra Rajoy por subidas casi veinte veces inferiores, no hace nada más allá de tibias operaciones cosméticas sin ningún impacto real en la ciudadanía.

Su incapacidad manifiesta se completa, además, con la enésima ceremonia de confusión y falsedades, encarnada esta vez por la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, en una comparecencia institucional que exhibió la incompetencia del Gabinete y su negativa a adoptar medidas paliativas.

El Gobierno no actúa en el recibo de la luz porque es el mayor beneficiario de este escandaloso atraco a los ciudadanos

Culpar a las eléctricas o a Bruselas de la inutilidad para contener este escándalo es una falacia supina, pues siendo cierto que las ganancias del sector o los vetos de Europa a ciertas medidas existen; no lo es menos que el Ejecutivo puede actuar en otros frentes mucho más decisivos a la hora de engordar el recibo.

Porque siete de cada diez euros de lo que pagamos no tiene nada que ver con el consumo directo, sino con los impuestos directos, los llamados peajes y las cuotas por emisión de CO2. Y todo ello le reporta al Estado al menos 11.000 millones de euros anuales. Dicho de otra forma, el mayor beneficiario de este auténtico atraco es quien podría evitarlo. Y no lo hace, simplemente, porque no le interesa. Que al menos esto quede claro.