| 03 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Amnistía "AD HOC"

| Sergio Morales Parra Edición Elche

Feliz fin de semana. Ya estamos aquí, instalados en el último fin de semana del verano. Sin querer, sin darnos cuenta, el estío dejará paso al otoño. Esa estación de la melancolía, en la que "Caen las hojas, se intensifican los males y agradécele a Dios, si sales", según el "dicho popular" que me acabo de inventar, no lo busquen en el refranero español, éste es fruto de la experiencia, la mía, de los muchos años vividos.

Mi amiga Anastasia Bermúdez nació en Madrid, en el "castizo" barrio de Lavapiés. De familia humilde, pero muy limpia, por las noches hacían honor al barrio.  Hizo carrera en la Administración apretando teclas. Se quería casar joven, pero el "joven", su novio, no la acompañaba en esa idea, ni a comprar ropa tampoco, así que cuando vieron el Altar de cerca, tenía ya casi cuarenta años. Como era funcionaria, no le gustaba mucho precipitar las cosas, así que fue dejando la boda para el día siguiente, porque hoy no le venía bien a su querido "Chus", que aunque se llamaba Jesús, estaba de moda este apelativo cariñoso.

Anastasia y "Chus" terminaron comprando un piso en Santa Pola y allí, venían cada vez que podían, para disfrutar del mar. El mar es el sueño de los madrileños, porque si tuvieran mar, al llegar a él verían que hay lugares donde ya no hay ni carreteras ni viviendas, pero no tienen, así que Anastasia, tardó mucho tiempo en saber que había lugares donde ya no había construcciones y donde ya no pasaban los coches. En su infancia, siempre pensó que Madrid, el Madrid de casas y carreteras, era infinito.

Yo conocí a Anastasia un otoño, en un tanatorio. Perdimos a un amigo cercano, amigo común y, desde entonces, todos los otoños nos llamamos por si coincidimos nuevamente, por si se nos ha ido alguien en "procesión". Ella no tiene pereza para conducir y, en cuanto hay difunto, ella se planta aquí y así nos reunimos los vivos. Así es el otoño una auténtica "estación", siempre despides a alguien.

Les cuento todo esto porque mi amiga Anastasia acaba de venir a pasar unos días a su apartamento de Santa Pola y nos hemos concedido un café, y hablamos de cómo está el patio. Ella es votante del PSOE por convencimiento, pero ella dice que se siente como aquellas que tienen un novio travieso: "Yo lo quiero mucho, pero hay que ver qué cosas tiene", y va, y le vota, aunque no está de acuerdo en que si hay políticos que hacen mal al pueblo, se les indulte, se adapte el código penal para beneficiarlos, o se les cree una amnistía "ad hoc".

El salario de funcionaria es "regularcito", pero con lo que gana su "Chus", pues ella se puede permitir algunos lujos. A "Chus" lo conocí al poco de casarse, un día que él estaba acatarrado y entre tanto estornudo que tenía, pensé que el nombre le venía genial. No le he vuelto a ver, Anastasia lo saca poco, por dos razones, una porque "Chus" es más bien poquita cosa y siempre está muy delicado, caerá en uno de estos otoños y la otra porque es del PP y ella no ve muy claro al PSOE y al PP de la mano por mitad de Santa Pola o de Elche, charlando, por muy casados que estén.

A Anastasia le gustaría que volviera el PSOE de Felipe González, pero eso ya no volverá a pasar. Una buena parte de los que votaron a Felipe han tenido ya su "otoño" y otra parte... están ahí, ahí. Ahora el votante del PSOE tiene como referencia a Pedro Sánchez y ese es el líder que quieren, por eso Sánchez está ahí, no se engañen. Yo le digo a Anastasia que mire la tele y verá que todos los que le protestan tienen poco pelo y blanco, tienen más cerca "un otoño", que el día que se casaron.

Anastasia se da cuenta de lo corta que es la vida, así que en cuanto pueda se jubila. Le queda poco. 

Hemos terminado el café y nos hemos prometido llamarnos si sabemos de algún conocido que fallece, que ella se viene enseguida. Yo le he dicho que el próximo fin de semana estaré en Madrid apoyando al PP, ella casi se ha sentido violenta, pero para tranquilizarla le he prometido ir a una manifestación de las suyas y, eso sí, quemar algún contenedor o partir algún escaparate, que eso es lo que se hace en una manifestación pacífica de la izquierda, no como nos manifestamos los "fachas", que eso no son manifestaciones, sólo nos falta fregar el suelo. Anastasia se ha quedado más conforme y me ha dado un gran abrazo, son muchos años ya, visitando tanatorios juntos en otoño.

Bueno, yo les dejo también a ustedes, he de coger el coche y volver a casa a preparar alguna comida todavía fresquita, no se presta el tiempo para grandes guisos. Estoy seguro que la verdura de temporada me permitirá hacer un gazpacho fresco y después un pescadito plancha, quizá unos boquerones abiertos sin espina, reposados en la plancha, con un toque de limón antes de ser servidos, no les pongan sal, por favor.

Perdonen este lúgubre artículo de hoy.

Como siempre, servidor de ustedes... Sergio Morales Parra.