El edil de Seguridad de Carmena lleva su guerra con la Policía demasiado lejos

El Colectivo Profesional de la Policía Municipal de Madrid (CPPM), harto de las últimas decisiones tomadas por el gobierno de Manuela Carmena salió a la calle este miércoles para demostrar su descontento. 

La firma de un acuerdo sobre la jornada colectiva de 35 horas semanales con uno de los sindicatos afines a la Concejalía de Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento de Madrid, dirigida por Javier Barbero, ha sido la gota que ha colmado el vaso. 

La paciencia de los policías madrileños se había llevado al límite con decisiones previas como la retirada de efectivos de la vía pública o el incumplimiento de la jornada de verano en 2015. Por ello, 300 policías municipales de Madrid se concentraron en la Plaza de Cibeles. 

Julián Leal, portavoz del CPPM, afirmó en Telemadrid que la firma del acuerdo “es de nula legitimidad, ya que el sindicato afín al Ayuntamiento que es el que lo ha firmado no tiene mayoría suficiente como para validarlo”.

Una vez más, Barbero trató este miércoles de restar importancia a la manifestación, que justificó dentro de un proceso de elecciones sindicales: “No se manifiestan los policías municipales, sino un sindicato”. Una razón similar a la que dio el pasado febrero tras la concentración policial que terminó con insultos y golpes al vehículo en el que se marchaba el concejal. En aquella ocasión afirmó que el asedio verbal tenía motivos políticos, algo que rápidamente desmintieron diversos sindicatos policiales. 

Pero el edil de Seguridad y Emergencias no es el único miembro del gobierno de Manuela Carmena en pie de guerra con la Policía. Tras los supuestos golpes propinados por un grupo de manteros a dos policías, la portavoz del Ejecutivo municipal, Rita Maestre, les acusó de mentir afirmando que únicamente había sido un forcejeo, algo que no gustó especialmente a la Policía.

Un capítulo más de una guerra que lleva abierta más de un año.